Project Description

de Réquiem por una madre. Debajo del ciprés.

Sé que no estás ausente pues te siento

respirar por la casa

y tus pasos solemnes dibujar las baldosas.

Sé que Dios te llamaba y respondiste

aceptando el sendero de su gracia.

Sé que la muerte es íntima,

que no se comunica, con nadie

aun cuando al moribundo se le muestre

desnuda y cara a cara.

Cuánto daría, madre, por saber tus espacios

si te sientes cansada o quizás

la Luz primera

te ha rejuvenecido las arrugas.

Si algún día decides

develarme el secreto que persigo

despiértame del sueño,

viaja por mis sábanas.

Te grabaré en mis versos

aunque aún no sé cómo.

II

Un día oí tu voz, que hoy silencio,

me acarició tu fuego, que hoy ceniza,

nos vibraba la vida en su alboroto

y hoy yaces, yaces tú que yo me enfrento

con las piedras hollándome el costado

y me siento a esperar la primavera

encendiendo bengalas a la noche.

Hoy te viste de mármol bajo frágil arena.

Sobre el rescoldo tibio que fortalece el árbol

se prodigan palomas en lo alto del muro

Mas ya no están tus manos,

ese clamor de estrellas, ¿dónde, dónde?,

quién oyó el torbellino de tu voz acercándose.

Esa febril tormenta

de encendidas palabras abrasando en mi oído

¿dónde, dónde se oculta?

Dónde esta sed de altura que nos ciega.

Tu luz es una antorcha entre cipreses,

tierno umbral del silencio.

Un libro entre mis manos.

III

Tu aliento de ala extensa

me  despierta en la noche.

Arboleda que en sueños me transitas

más allá de los últimos silencios.

Si la noche es tan negra,

tú, violín en llamas

vendrás a suavizarla.

No temo despertar.

Estás conmigo.

Nos bebemos los pájaros

Isabel Díez Serrano

de:  Réquiem por una madre: Debajo del ciprés

Editorial Calíope 1998