A la revista Oriflama nº 39-40- Julio-Diciembre 2021

 Por Francisco Henríquez. USA 

He trotado en tu revista
(colorido de oro y flama)
que precioso panorama
nos trota frente a la vista.
Los colores hacen pista
para un buen aterrizaje;
yo aterrizo en tu paisaje
y de sus mieles degusto;
esto es para el buen gusto
el más excelso homenaje.

El mismo color de fondo
que yo uso en mi revista
has usado pues la vista,
ya la conoces de fondo.
Míralo desde lo hondo
donde el corazón ahonda
cada palabra es redonda
como una moneda de oro
que viste el mejor decoro
para comenzar su ronda.

Respuesta de Isabel Díez Serrano

Hermosísimas palabras
te salen para ami canto
y yo, que siempre me encanto
lejos de las almacabras.
Con varias adcelabras
puedo alcanzarte en el vuelo
porque así siento el consuelo
de no quedarme pequeña,
las flores de nuestra peña
son flores de caramelo.

Revelaciones líricas

 “Revelaciones líricas” Epístolas.    

Por Clotilde Soriani Tinnerello.  (Argentina. )                                                                                                                                                                                                                        

Querida Isabel:

Primero y principal, agradezco la gentil deferencia del envío del libro.

Hoy con felicidad he podido finalizar la lectura de «Revelaciones Líricas”

Sí, que son revelaciones amiga, he leído de a tramos, entre diluvios de emoción repentinos, esta obra singular, con matices diría, si el término es adecuado, sobrenaturales.

He leído con cierta frustración las interrupciones propias de los apremios que nos imponen las limitaciones temporales y los diversos quehaceres diarios que nunca nos sueltan la mano.

Te hablaré aquí inspirada por la intuición, pues el abordaje profesional no está a mi alcance para hacer un acabado y criterioso análisis del contenido tan extraordinario que tiene un hilo conductor en todas y cada una de las cartas escritas para los distinguidos autores que has escogido.
Por momentos el diálogo florece como un fragante rosal, a veces se vuelveun lírico monólogo, en el cual vas exteriorizando tu mundo introspectivo con una delicadeza sublime, claro, eres poeta, amiga, eres poeta… Cada poema incorporado al texto da fe de ello.

Entonces sacas a la luz tus íntimas vivencias, esas revelaciones que muchas veces no nos atrevemos a confesarnos ni a nosotras mismas.
Tu sinceridad es de ensueño, un canto a la verdad que nace en tu ser y se derrama por los infinitos senderos de los sucesos que pones en palabras, aunque parezcan extraños o hasta delirios expresivos, según quien quiera o pueda interpretarlos.

Tus confesiones hechas a los amigos poetas Vasconcelos distinguidos como tú, tienen una calidad literaria de altísimo vuelo, a mi entender, has sabido amalgamar vivencias, circunstancias, poesía, y todo lo que cada carta acopia  una demostración de sensibilidad pocas veces vista.

Isabel, tú no sabes lo conmovida que me he sentido, en la lectura de estas epístolas reveladoras de tu personalidad, de tu vida, de tus sentimientos, al borde de las lágrimas siempre, y en algunos tramos sonriendo por las respuestas ocurrentes y sorprendidas de tu esposo.

Tus nacimientos me llevaron a la sorpresa más extrema nunca imaginada.

Yo no entiendo mucho de estas cosas, pero sí puedo entender tus sabias explicaciones y percibir los aconteceres introspectivos que pujaban en tus entrañas, en tu alma y en tu corazón.

Esos chispazos de luz, esas apariciones increíbles, esos momentos únicos de vivencias y «Revelaciones Líricas», como tú has dado en titular esta obra que no deja espacio para el paréntesis, pues quieres leer y leer, entender, aprender y aprehender, condiciones especiales que no a todos nos están dadas.

Un párrafo aparte merece tu exquisito estilo en las tertulias escritas, el trato distinguido con tus pares, el lenguaje culto, riquísimo por cierto, todo ello trasportando al lector a un universo celestial, donde asisten los ángeles, las musas, Dios, y tú, querida amiga, como anfitriona de tanto talento expresivo.

Honras a la lengua hispana, ¡qué regocijo!, y como si esto fuera poco tu clarividente capacidad, tu agudeza para desarrollar esta temática con los matices que enriquecen la comprensión que fluye de tus vísceras.

Por último, para no ser exagerada o demasiado apasionada, te diré que me has llevado a un sitial desconocido, inesperado y tan sensible como lo es cada párrafo vertido aquí con maestría suprema.

Te quiero Isabel, te admiro y respeto mucho. Y aquí me quedo con tu palabra apretada a mi pecho, para volver de cuando en cuando a repasar con el pensamiento todo lo que has dicho en esta pieza magistral.

Multiafecto patagónico.

Clotilde.

LAS CENIZAS DEL AMOR Y EN LA RAÍZ DE UN SUEÑO

Prólogo:

Por la Dra. M: Teresa Granillo.  México

Los lectores prolijos seleccionamos los libros que forman nuestras bibliotecas porque a lo largo del tiempo su lectura nos ha proporcionado dicha. Algunas veces los autores son conocidos por todos como es el caso de los clásicos. Otros son poco conocidos; no porque sean malos, sino tal vez porque son contemporáneos y no ha habido tiempo suficiente para que sus letras se diseminen. Este es el caso de la obra de Isabel Díez Serrano.

Sus versos llenos de fuerza, pero no carentes de frescura abarcan toda clase de sentimientos. Nos transportan de la ternura a la tristeza, pasando por la pasión y el erotismo. Otras veces nos inundan de congoja, de regocijo, o de misticismo.

Nuestra escritora no es novel: lleva publicados más de 50 libros.  Que domina el verso libre, jugando con las palabras, es un hecho. Una de las características de su obra es la variedad de los temas de su prosa y de su poesía. En este volumen se refleja una vez más su prodigalidad idiomática. Isabel nos hace partícipe de su obra. Logra penetrar en el lector y de alguna manera, que sólo ella conoce, nos involucra desde el principio cuando abrimos uno de sus libros e invita a continuar leyendo y gozando sus poesías. Incluso nos incita a releerlas.

Para ella no existe el blanco o el negro.  Se entretiene trenzando sus versos con los diferentes hilos de colores o matices del gris de los hechos de la vida y de los diversos sentimientos con los que los enfocamos.

Cada uno de sus libros plantea un tema diferente. En ellos transfiere una idea o un mensaje que afianza o desmenuza añadiendo diferentes matices filosóficos. A veces lo censura, o bien solo lo señala y enfatiza; o lo sufre, lo disfruta, condena o dogmatiza. Lo analiza concienzudamente desde diferentes puntos de vista, sin dejar resquicios por explorar. No abandona el tema sin señalar conclusiones sencillas, de fácil comprensión. No rebuscadas. Esto hace que su lectura sea fresca, actual y sencilla.

En este volumen su hilo conductor es el amor que una vez fue fuego y ardió con intensidad y brío. Ardor que se fue apagando con el tiempo y los avatares de la vida; pero que no se ha consumido del todo, porque aún restan rescoldos candentes. De esos restos, a punto de volverse cenizas proviene la inspiración que plasma en estas páginas. Sutilmente nos insinúa qué si revuelve un poco las ascuas, el fuego renacerá; no lanzará llamaradas, pero alumbrará. Sí, alguna brasa habrá que, tal vez, arderá.

“¿Cuántas dudas se pueden resistir?
El amor es duda, el amor es fuego,
el amor es lumbre, se apaga, menesteroso y vuelve a resistir.
El amor duele tanto como una herida grande, como una casa ardida,
Dios, como un bosque en cenizas.”

Se mueve entre asuntos triviales, cotidianos; como aquellos con los que nos enfrentamos en el día a día. Por eso al leerla nos da la impresión de que podemos aplicar el significado de sus textos a nosotros mismos. Nos identificamos con su sentimiento ¿O es, lector, que no has tenido este

 

Lorenzo Suárez Crespo.  Cuba

Más que cenizas de amor,

de Oriflama su exponente,

cada libro es una fuente

de alma y corazón, fulgor

aurífero  que al calor

del más humanista empeño,

lejos de impuesto diseño

y en sus letras más doradas,

nos llega en sus campanadas

desde la raíz de un sueño.

Alejandro Moreno: España

Muchísimas gracias por tus libros. Por lo que veo, sigues tan prolífica como de costumbre. ¡Chica, qué ritmo productivo!

Los sonetos de “En la raíz de un sueño”, suenan a verdad, sin que el inevitable artificio que implica el soneto les reste frescura. Me emocionan los que dedicas a Carilda Oliver, a Carmen Silva y a Nicanor Parra y los poemas a Nicanor Parra y a Federico. Pero bueno ¡cómo voy a juzgar a una maestra del soneto, si apenas he escrito una docena en toda mi vida!

En cuanto a “Las cenizas del amor” ¿qué decirte? si tuviera que resumirlo en una frase diría que es una obra “en carne viva”. Pocas veces he visto un poemario tan mansamente desgarrado, tan violento y a la vez tan dulcemente veraz. Y digo esto porque lo siento como ese “agua manando a ciegas” que fluye en tu poema “Tengo”. El dolor, sin embargo, no  te impide vivir la “mañana despierta de violetas” .

Hay un poema que, a mi juicio, es un compendio del poemario: “Paisaje”. Imágenes como “voy atando silencios”, “Dulce varón con las espaldas ciegas” o “enhebrando la noche que envejece”, rezuman, a mi entender, toda la grandeza del espíritu de “Las cenizas del amor”.

A partir de ahí, diría que ese espíritu se remansa o se amansa, que tanto da: “Las almas son eternas/ y eternamente esperan”; “sólo velo a la orilla de tu voz”.

El poema final, que da título al poemario, es verdaderamente estremecedor, sobre todo los dos últimos versos:

“Cuando el fuego se apague, sea ceniza

anafre del amor que nos tuvimos”

En fin, Isabel, que, en mi opinión, “Las cenizas del amor” está escrito desde el dolor, que es la tierra más fecunda para que broten los poemas.

Enhorabuena, Isabel y sabes que lo digo muy de veras. Sigue así mucho tiempo, por favor.

Clotilde Maria Soriani Tinnirello. Argentina

Hola querida Isabel:

He leído estos preciosos libros: En la raíz de un sueño»  y «Las cenizas del amor».

Veo Isabel que no has dejado un solo instante de liberar emociones poetizando a corazón abierto para verter tus cascadas de amor sin tapujos ni ataduras.

Vuelo de avecilla rozando con tus alas las galaxias; desde el poema escueto al extenso, con rigurosidad en arte en el pleno ejercicio del poema lírico y puro.

Tu mirada omnisciente se recrea en los columpios literarios, tu palabra sutil, serena y fina penetra en el corazón del lector con solemne lenguaje.

Yo me siento feliz y muy agradecida por este noble gesto de poner en mis manos dos surcos florecidos con tu luz.

Las portadas armonizan con los contenidos.

Te abrazo en hermandad indisoluble.

 

María Lourdes Royano.  España

…Animo con la lectura y te sugiero que leas solo aquellos artículos que te apetezcan, no hay que seguir el orden.

Cuídate mucho. He disfrutado en una tarde “Las cenizas del amor”, “¡magistral!”

Dejo para el fin de semana la raíz.   Abrazos.  Lourdes

Jose Julian Labrador.  España

Han llegado dos libros muy especiales, dedicados finamente por tu mano y con el cariño de tu alma. En uno me regala un ramillete de letrillas que denotan tu origen sevillano “Al mar le cantan las olas”, y al lado un “contrahecho” machadiano “En mi corazón clavada” (aquella “aguda espina dorada /…./ en mi corazón clavada) y aquí “espina doliente” que para más amor/dolor “esa espina es por quererte”. En fin muchos poemas muy expresivos y bien escandidos, como dijo el poeta cordobés Baena, y de Baena.  En la raíz de un sueño leo sonetos de corte tan clásico y puro que compiten con los del Siglo de Oro, hasta te atreves con uno “esdrújulo” que tanto gustó al canario Cayrasco de Figueroa, del cual hemos escrito y exhumado muchos poemas y algunas obrita teatrales.

Que, sí, que sí, que muchas gracias por hacernos la vida más emotiva y placentera con sus versos y rimas, muchas gracias por el envío de los libros. A cuidarse. Ahora a lo terrenal: ya tengo las dos vacunas. Marita tiene que esperar unos días, y la prótesis de cadera que le pusieron en La Moraleja Hospital hace dos semanas ha salido bien. Y ambos en la finca de Galicia, tan felices como siempre y rodeados de flores. Y mucho verde!  Con saludos a tu hija y esperando que tu marido esté bien, un fuerte abrazo, JJ

Andrés R. Blanco.  España.

Querida Isabel:

He recibido tus dos nuevos libros que te agradezco y leeré con mucho gusto. Veo que sigues teniendo una copiosa producción poética y que dominas de maravilla las estrofas clásicas (una vez más). ¡Enhorabuena por todo ello!.

Te envío con gusto un nuevo poemario (uno también de amor que tanto nos mueve), Es una breve selección de poemas amorosos escritos  a lo largo del tiempo y no quería que se quedaran en el cajón.

Doy por supuesto que sigues bien de salud y muy activa en lo creativo y en lo cultural.

Lorenzo Suárez Crespo

Las cenizas del amor

en la raíz de un sueño

retando al dúo en su empeño

de la serpiente y la flor.

Fragua para que en fulgor

esencia y luz avizores

y en verso cósmico explores

de Isabel, más que la calma,

cuando le brotan del alma

relámpagos interiores.

Francisco Henriquez

He trotado en tu revista

(colorido de oro y flama),

que precioso panorama

nos trota frente a la vista.

Los colores hacen pista

para un buen aterrizaje;

yo aterrizo en tu paisaje

y de sus mieles degusto;

esto es para el buen gusto

el más excelso homenaje.

El mismo color de fondo

que yo uso en mi revista

has usado, pues la vista

ya lo conoce de a fondo.

Mirado desde lo hondo

donde el corazón ahonda,

cada palabra es redonda

como una moneda de oro

que viste el mejor decoro

para comenzar su ronda

LAS RAÍCES DEL AMOR Y EN LA RAÍZ DE UN SUEÑO

POR SOLEDAD CAVERO

 

Querida Isabel:  He leído con entusiasmo de un tirón, casi, tu libro LAS CENIZAS DEL AMOR. Libro éste que nos va llevando hacia su lectura todo él porque va fluyendo como un riachuelo natural, de peña en peña, así en su transcurso, va sorteando las distintas etapas que atraviesa el amor desde su nacimiento hasta llegar a la desembocadura en el gran océano. Mar natural en el que, finalmente, todo descansa. No la paz definitiva, puesto que tú en este libro nos vas detallando con sinceridad, pasión y acatamiento, los distintos giros de esa aguas interiores que marcan el recorrido amoroso de casi todo ser humano. Aguas para ti siempre vivas porque renacen con la palabra, con el verso y la música que tú las imprimes.

Sí que señalo que considero un acierto desde el inicio la pequeña cita que aparece en el libro: “Busqué el Amor/ Hallé la Poesía./ Venían de la mano”, pues así veo yo el transcurrir de este libro tuyo. Gracia del poeta es imprimir en verso esos momentos mágicos, donde el amor se alza como bandera de toda una vida. Días felices y tristes quedan reflejados en el libro, tal íntimo diario que analiza esa flor que da cauce a la vida.

En el poema “Ensueño” nos transmites esa esencia, casi mística, que a veces parece salida de un sueño done el amor aflora en la memoria con tal fuerza que invade  totalmente al poeta con su tacto, su presencia, su volátil ilusión. Amor etéreo, pero tan vivo en su expansión creadora que palpita y nos atrapa al leerlo, también de otra manera, en el poema “Paisaje” nos acercas a ese mismo mundo tuyo más pasional, vibrante como la tierra misma, pero envuelto también en un halo evanescente que nos roza al leerlo. Son poemas muy sugerentes, abiertos a la imaginación sin ningún tipo de frontera. Y, en la misma línea, el poema “Sentido” igualmente nos va conduciendo  a ese “algo” que tanto nos aporta cuando nos dejamos invadir por su lectura. También “La espina” o “El manantial” nos dan cuenta de esa facilidad que tienes de sintetizar la idea y transmitirnos en pocas palabras un gran mensaje. Resumiendo Isabel, LAS CENIZAS DEL AMOR, es un libro vibrante, palpitante como la vida misma, llena de  sugerencias y aciertos.

Sobre tu otra obra: “EN LA RAÍZ DE UN SUEÑO” encuentro que continúas dentro de las formas tradicionales. “Porque Dios es amor”, por ejemplo, y la Decilira “As de corazones” que le dedicas a Juan, dan testimonio del fin de este libro. Obra que sin duda, enriquece  tu vasta trayectoria en la Poesía.

Gracias, Isabel, por estas dos obras nuevas tuyas. Mi sincera enhorabuena y mucha suerte con estos libros.  Un abrazo cósmico y mis mejores deseos para ti y los tuyos.

Miriam Estrella:  Cuba.

Isabel:

He leído y releído tus poemas disfrutándolos…sumergida en tu mundo interior me sentí tranquila, libre de todo lo que me rodea…

LAS CENIZAS DEL AMOR- Con este poemario tuve una conexión inmediata, muchos de estos poemas los sentí como míos… son hermosos, hay mucho sentimiento en ellos y me recordaron pasajes de mi vida y a algunos poemas míos…

EN LA RAÍZ DE UN SUEÑO- Estos poemas, tal y como lo consideras, son una ensarta de joyitas, como un collar de perlas…Son bellos poemas y variados que llevan de un sentimiento a otro…

Ha sido un verdadero placer disfrutar de la lectura de estos dos poemarios…Mil gracias!

Recibe un abrazo cubano cargado de cariño y buenos deseos.

Miriam Estrella

El alma se recrea en la palabra

“El alma se recrea en la palabra”

Por Vivian Vila Dulce La morera. México.

 

El amor es atracción y unidad

de las galaxias del Universo. 

Fredo Arias de la Canal

Desde el primer instante que abrimos libro: “El alma se recrea en la palabra” de Isabel Díez Serrano, su autora nos muestra la senda que ha elegido seguir en la escala de la vida, con una conexión indisoluble y cierta de la divinidad y los seres que comparten nuestros mismos espacios, sus destellos, los acordes palpables de sus aromas, y ese fluir incesante que nos conecta, y pone un toque distinto a la existencia. No cuenta el reloj, ni las señales, solo un cielo abierto por el que se puede fluir, pasar entre llamas de fuego o bajo lluvia fresca, no importa, pasar. Aunque estén heridas o húmedas las alas, lo importante es continuar su vuelo. Ella lo prolonga, rompe las burbujas de lo cotidiano, recoge el alma, sus pedazos para mirar al otro lado, el lado de lo eterno, donde siempre es primavera y correr los velos para anunciar la visita divina.

Como hija del Universo y hermana gemela del mundo mira el reflejo de su asombro en la estrella, se apoya en sus astros, bebe su luz para poder saciar la sed infinita de todas sus constelaciones. Le da las espaldas al tiempo, pero el compás no cesa, la música es pura en cada una de sus notas, es la presencia en el todo y en la nada. Lo toca, lo siente como lo que es, el Dios encarnado, el dueño y amigo de todos los astros, el que sujeta las raíces del amor y las hace crecer como ríos de sangre que inundan el espíritu, los corazones de todos los seres.

Nutrida por la sapiencia, contempla las aguas en que a veces siente que naufraga, aspira el perfume de los jazmines y contempla las rosas del silencio que la cercan. Afirma que hay algo sideral para todos los seres que habitan la existencia y que lava con el amor los lodos que nos cubren y nos muestra los mágicos latidos de otros mundos. Sabe que es locura el amor que hace crecer su alma y entona el canto perfecto de la luz.

La presencia divina la asiste, dibuja su mundo y llena de estrellas sus espacios de milagros, de espíritus ancestrales que aparecen y desaparecen conectando su mundo con senderos luminosos, en ese ir y venir eterno del barquero.

La luz del mundo golpea sus retinas húmedas. Recorre el puente-cristal entre el día y la noche, como una rosa aturdida se recrea en el vértigo de la creación para recorrer el camino señalado y disfrutar de la luz del universo para ser entonces un ser transformado y nuevo en ese tránsito del hueso y de la carne.

La luna la conduce y el sol se tiende a sus pies, el viejo musgo trepa su cuerpo, mientras espera la llegada de otro ángel para emprender el camino final.

Bajo la sombra le pide clemencia al Santísimo, le anuncia su sed de él, su vacío y la necesidad de su cántaro salobre para saciar las ausencias.

Alza su voz renovada de brisas y estaciones, con cierto descontento en el alma eleva en sus versos sonoras plegarias, pero no teme a la muerte porque sabe que ella no termina nada, de su mano viene una ardiente y vital resurrección que ilumina su verso…mientras en el lagar se pisan uvas camino de la tarde…abandona la lira, su corazón le pesa y descansa bajo el árbol.

La Natividad llega y con ella llena de lirios y azahares el bálsamo de su música que no teme a las distancias, ni al fuego infernal que no puede opacar el brillo de su corona, tampoco quebrar los hilos de romero que conforman su cuna. En ella se recogen todos los dones, los que abren en tajadas las carnes y el corazón, coronan y envuelven cuerpo y el alma para curar todas sus heridas en un vuelo de campanas, en un abrazo que une al universo como corales humanos que beben leche y milagros de los pechos virginales.

Es el mediodía de sus noches blancas, va creciendo en su ser el río del amor. Escucha la voz que le pide que vuelva, la mar es cómplice, ruge, refleja el brillo de nácar que recupera la estrella y recibe todas las caricias renovadas.

Evoca a los poetas que cantan al amor, y grita la desobediencia del mundo, la amargura que lo cerca, la nostalgia y la crueldad que coexiste, mientras el mal olvida al hombre que lo engendra para que no se adhiera a sus huesos y en la  vigilia se pueda por fin, ahuyentar a los fantasmas y quede limpia el alma.

Se vuelve azul el cielo que la asiste y despierta con un silencio desprovisto de sombras, con un canto, un rezo que solo vibra en azul.  Envuelve su cuerpo con una túnica inocente y siente la caricia amorosa, la blancura de un pensamiento que todo lo trasmuta y se funde en el silencio, en ese vuelo místico donde se encuentra con el rostro divino, se funde en el y emprende su nuevo vuelo, el camino a la luz y a la perfección.

 Por Vivian Vila Dulce La morera. México.

El amor es atracción y unidad

de las galaxias del Universo.

Fredo Arias de la Canal

Desde el primer instante que abrimos libro: “El alma se recrea en la palabra” de Isabel Díez Serrano, su autora nos muestra la senda que ha elegido seguir en la escala de la vida, con una conexión indisoluble y cierta de la divinidad y los seres que comparten nuestros mismos espacios, sus destellos, los acordes palpables de sus aromas, y ese fluir incesante que nos conecta, y pone un toque distinto a la existencia. No cuenta el reloj, ni las señales, solo un cielo abierto por el que se puede fluir, pasar entre llamas de fuego o bajo lluvia fresca, no importa, pasar. Aunque estén heridas o húmedas las alas, lo importante es continuar su vuelo. Ella lo prolonga, rompe las burbujas de lo cotidiano, recoge el alma, sus pedazos para mirar al otro lado, el lado de lo eterno, donde siempre es primavera y correr los velos para anunciar la visita divina.

Como hija del Universo y hermana gemela del mundo mira el reflejo de su asombro en la estrella, se apoya en sus astros, bebe su luz para poder saciar la sed infinita de todas sus constelaciones. Le da las espaldas al tiempo, pero el compás no cesa, la música es pura en cada una de sus notas, es la presencia en el todo y en la nada. Lo toca, lo siente como lo que es, el Dios encarnado, el dueño y amigo de todos los astros, el que sujeta las raíces del amor y las hace crecer como ríos de sangre que inundan el espíritu, los corazones de todos los seres.

Nutrida por la sapiencia, contempla las aguas en que a veces siente que naufraga, aspira el perfume de los jazmines y contempla las rosas del silencio que la cercan. Afirma que hay algo sideral para todos los seres que habitan la existencia y que lava con el amor los lodos que nos cubren y nos muestra los mágicos latidos de otros mundos. Sabe que es locura el amor que hace crecer su alma y entona el canto perfecto de la luz.

La presencia divina la asiste, dibuja su mundo y llena de estrellas sus espacios de milagros, de espíritus ancestrales que aparecen y desaparecen conectando su mundo con senderos luminosos, en ese ir y venir eterno del barquero.

La luz del mundo golpea sus retinas húmedas. Recorre el puente-cristal entre el día y la noche, como una rosa aturdida se recrea en el vértigo de la creación para recorrer el camino señalado y disfrutar de la luz del universo para ser entonces un ser transformado y nuevo en ese tránsito del hueso y de la carne.

La luna la conduce y el sol se tiende a sus pies, el viejo musgo trepa su cuerpo, mientras espera la llegada de otro ángel para emprender el camino final.

Bajo la sombra le pide clemencia al Santísimo, le anuncia su sed de él, su vacío y la necesidad de su cántaro salobre para saciar las ausencias.

Alza su voz renovada de brisas y estaciones, con cierto descontento en el alma eleva en sus versos sonoras plegarias, pero no teme a la muerte porque sabe que ella no termina nada, de su mano viene una ardiente y vital resurrección que ilumina su verso…mientras en el lagar se pisan uvas camino de la tarde…abandona la lira, su corazón le pesa y descansa bajo el árbol.

La Natividad llega y con ella llena de lirios y azahares el bálsamo de su música que no teme a las distancias, ni al fuego infernal que no puede opacar el brillo de su corona, tampoco quebrar los hilos de romero que conforman su cuna. En ella se recogen todos los dones, los que abren en tajadas las carnes y el corazón, coronan y envuelven cuerpo y el alma para curar todas sus heridas en un vuelo de campanas, en un abrazo que une al universo como corales humanos que beben leche y milagros de los pechos virginales.

Es el mediodía de sus noches blancas, va creciendo en su ser el río del amor. Escucha la voz que le pide que vuelva, la mar es cómplice, ruge, refleja el brillo de nácar que recupera la estrella y recibe todas las caricias renovadas.

Evoca a los poetas que cantan al amor, y grita la desobediencia del mundo, la amargura que lo cerca, la nostalgia y la crueldad que coexiste, mientras el mal olvida al hombre que lo engendra para que no se adhiera a sus huesos y en la  vigilia se pueda por fin, ahuyentar a los fantasmas y quede limpia el alma.

Se vuelve azul el cielo que la asiste y despierta con un silencio desprovisto de sombras, con un canto, un rezo que solo vibra en azul.  Envuelve su cuerpo con una túnica inocente y siente la caricia amorosa, la blancura de un pensamiento que todo lo trasmuta y se funde en el silencio, en ese vuelo místico donde se encuentra con el rostro divino, se funde en el y emprende su nuevo vuelo, el camino a la luz y a la perfección.

Presentación de Libro Las Cenizas del Amor

Señores y señoras, amigos y amigas muy buenos días a todos, quiero agradecer su presencia en esta librería, a la presentación de la antología poética: Las Cenizas del Amor, de Isabel Díez Serrano, aquí presente. ¡Bienvenidos!

Primero voy a presentar brevemente a la autora: Nació en Sevilla el 13 de febrero de 1940. Su vocación de poeta se desarrolló mientras sus 2 hijos crecían en Madrid.

Es una divulgadora apasionada de la poesía Mística, de la Amorosa, filosófica y metafísica. Incansable defensora de los derechos de la mujer y amante de la naturaleza. Isabel se atreve a incluir en su obra la prosa poética que es un género lírico bastante difícil, porque expresar sentimientos con palabras armoniosas, pero sin los elementos formales que caracterizan el verso, no es nada fácil.

La obra literaria de Isabel Díez Serrano incluye más de 50 libros publicados. Solo citaré los últimos:  La Llamaban Loca, Desde El Lírico Cuenco De Mi Voz, Ni Tú Ni Yo. Literarte, De la Brava tormenta, El Alma Se Recrea En La Palabra, Me Contaron Un Cantar, Ese Violín Que l

Llevo Dentro y  tiene otro que se llama Revelaciones Líricas, que es un compendio de epístolas dedicadas a otros poetas. Y sus dos últimos libros editados en este mismo año: En la Raíz de un sueño, y Las Cenizas del Amor.

Isabel es versátil, no solo escribe libros, sino que colabora con artículos en revistas españolas y también es una Promotora Cultural:

  • Fundó y dirige actualmente la Tertulia-Taller Poética Príncipe de Asturias. Así, como La Revista Literaria
  • Presidió durante varios años el Foro de Literatura en el Ateneo Escurialense. Aquí en El Escorial.
  • Pertenece a la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, a la Asociación Colegial de Escritores de España y al Centro de Derechos de Autor para Escritores. Y otros grupos.
  • Está en el Registro Creativo de La Asociación Canadiense de Hispanistas y
  • Pertenece al Frente de Afirmación Hispanista. En México.

Es una embajadora del español. Algunos de sus poemas han trascendido las fronteras al ser traducidos al inglés, francés, italiano, japonés y ruso.

No es de extrañarnos que una escritora tan prolija haya recibido premios y honores, a lo largo de su vida. La lista es larga, más de 30, entre distinciones de honor y premios. No voy a mencionar todos, pero sí que quiero destacar algunos:

 

Trofeo Reina Amalia. Otorgado en Palma de Mallorca;

Primer Accésit Mundial de Poesía Mística.

La Asociación Colegial de Escritores la ha incluido en el ¿Quién es Quién? en las Letras españolas.

Mención de Honor en La Décima al filo. En Cuba

Premio José Gerardo Manrique de Lara. Otorgada por la Asociación de Escritores y Artistas Españoles.

Premio Mujer 10 en Cultura por el Ayuntamiento de El Escorial

Premio José Vasconcelos. Medalla de Oro. En el año 2015 en México.

Presentada la escritora, ahora presentaré de uno de sus últimos libros, editados este año:                         Las Cenizas del Amor.

Cada uno de los libros que ha escrito Isabel plantea un tema diferente. En ellos transfiere una idea o un mensaje que afianza o desmenuza añadiendo diferentes matices filosóficos. A veces censura el tema, o bien solo lo señala y enfatiza; o lo sufre, lo disfruta, condena o dogmatiza. No abandona una idea sin señalar conclusiones sencillas, de fácil comprensión. No rebuscadas. Esto hace que su lectura sea fresca, actual y sencilla.

El hilo conductor de Las Cenizas del Amor es el amor que una vez fue fuego y ardió con intensidad y brío. Ardor que se fue apagando con el tiempo y los avatares de la vida; pero que no se ha consumido del todo, porque siempre, nos dice ella, restan rescoldos candentes. De esos restos, a punto de volverse cenizas proviene la inspiración que plasma en estas páginas. Nos insta a revolver las ascuas, para que el fuego renazca. Nos advierte que no lanzará llamaradas, como antes; pero alumbrará. Con versos nos dice que alguna brasa habrá y que, si nos empeñamos, arderá.

Este libro emociona a sus lectores. Toca el alma de todos, porque se mueve entre asuntos triviales, cotidianos; como aquellos con los que nos enfrentamos en el día a día. Por eso al leerla nos da la impresión de que podemos aplicar el significado de sus versos a nosotros mismos. Nos identificamos con sus sentimientos, por ejemplo: ¿Quién no ha pensado, alguna vez en su vida, ante un amor frustrado, lo que ella consigna de una manera tan delicada en esta poesía?

Yo planté en tu corazón

La semilla del querer.

Que mal la debí plantar

Que no llegó a florecer.

 

Isabel nos atrapa y nos lleva de la mano a su mundo en que la dicha es intensa, pero breve y el desengaño es largo; como el tiempo que tardamos en recuperarnos.

Hace malabarismos con los sentimientos invitándonos a reflexionar. Domina el verso libre, juega con las palabras. Dice que el amor es ciego, pero escuchad que bella forma de expresar la idea:


Como te quiero, te quise.

Como te quise, te quiero.

No preguntes las razones

Que el amor siempre fue ciego.

 

En Las Cenizas del Amor se refleja una vez más su prodigalidad idiomática. Logra penetrar en el lector y de alguna manera, que sólo ella conoce, nos involucra desde el principio. Cuando abrimos las Cenizas del Amor y comenzamos a leer, Isabel nos invita a continuar leyendo y a gozar sus versos. Incluso nos incita a releerlos.

Su poesía está llena de fuerza, pero no carece de frescura y abarca toda clase de sentimientos. Nos transportan de la ternura a la tristeza, pasando por la pasión y el erotismo. Otras veces nos inundan de congoja, de regocijo, o de misticismo.

Ella mima sus composiciones. Sonríe ante los elogios y dice que las musas la visitan de noche y guían su mano. Se pregunta si en vez de Erato (Musa de la Poesía) serán los duendes o un ángel divino el que merodea por su casa y le sopla al oído, lo que debe escribir ¿Algo mágico o tal vez divino? Esos encuentros nocturnos fantasmagóricos deben ser ciertos; si no, ¿cómo se explica este entramado de palabras que siendo tan pocas, expresan tanto? Escribe Isabel:

 

“Eres proyecto de jardín prendido en la memoria.”

 Y en esta otra poesía nos hunde en el desaliento:

“Ojos que miran y advierten que el amor, se hundió en el pozo”.

Las Cenizas del Amor contiene una antología poética que se extenderá por el universo poblado de libros hasta encontrar un nuevo lector al que le acarreará el mismo placer que yo experimento cada vez que leo sus poemas. Y por ello los invito a que Las Cenizas del Amor formen parte de su biblioteca.

Sin más te voy a ceder la palabra Isabel, no sin antes dedicarte un caluroso aplauso.

EXTRACTOS DE COMENTARIOS Y RESEÑAS ANTIGUAS

Víctor Corcoba, Cuadernos de la Poesía, A.P.P. 1985

Quizás del Guadalquivir  (nació en Sevilla) , ha tomado el lenguaje, la potencia de los valores expresivos por medio de un ritmo pleno. La Poesía de Isabel Díez es lluvia, fina lluvia…

Carlos María Mainez. Antología General de Prometeo. 1991

Isabel Díez ha sabido acoplar su experiencia de vida a un decir poético sereno y convencido, y además sucede, y eso es de agradecer, que el lenguaje utilizado para la transmisión, se convierte en una suerte de quintaesencia de lo expuesto…

Carlos Murciano, prólogo de Alimentando lluvias. 1991

En esta poetisa sevillana, afincada en Madrid, hay un afán elucidador, un claro empeño de enfrentarse a las grandes verdades –a las grandes incógnitas del hombre- y asumirlas, discerniéndolas, desvelándolas, y en este sentido le interesa más entender que explicitar, su lenguaje es cuidado, pocas veces cabalístico y utiliza sus certinidades sin rodeos: Porque nadie regresa de la muerte/ y permanece siendo el mismo hombre…

Francisco Mena Cantero, Valor de la palabra, mayo 1991

En Isabel Díez hay un afán esclarecedor, de encontrar la propia raíz del hombre, deseo de universalización. Su hacer poético se apoya en la comunicación y el conocimiento.  Poesía clara y lumínica, pero a la vez sugeridora y penetrante, que se clava como un dardo más no causa dolor. Se diría dardo dulce y acariciador, que remueve la—consciencia- –no, la conciencia- del lector y que es lanzado en el verso con la mayor gracia estilística.

María Pilar Pueyo. Prólogo Y el sueño se hizo voz. 1994

La poesía de Isabel Díez se hace filosófica aludiendo a los ciclos temporales, a la inquebrantable rotación. El poema del Fuego, encierra una honda sabiduría… Sorprende la lozanía en la poesía de Isabel, su voz lírica, su contemplación de la naturaleza…”Yo sabía esta casa”; el valor poético de los presentimientos radica en su dosis de misterio. Pero además, la fórmula “yo sabía esta casa” potencia hondamente la significación…

 

 

Juan Ruiz de Torres, Carta de la Poesía, 1995.

La poesía de Isabel Díez está impregnada de un misticismo y de una impresionante sorpresa por su presencia en el mundo. Su ritmo es siempre limpio. Su vocabulario intenso e interno…

Manuel Alvar, Blanco y Negro, suplemento literario de ABC. 24.12.95

… Si tuviera que caracterizar la poesía de Isabel Díez Serrano, tan llena de complejidades, diría que es una poesía “vital”, pero Isabel no necesita violencias para expresar su vitalidad ya que las metáforas son de una limpia belleza, elementales, claras, hermosas también…

Pedo Izquierdo-Tejido, Diario de 20 de Mayo, Enero de 2002. Los Ángeles (California).

De su estro poético, la sencillez de su estilo sobrio, delicado y una asombrosa riqueza de su vocabulario, el uso de libertad de formas poéticas radica en la originalidad de sus versos. Estamos ante una gran poetisa, digna de ser leída por los amantes de la Poesía. Sus versos la sitúan para ser considerada una de las grandes de Hispanoamérica…

Luis Mario.  Diario de las Américas. Setiembre de 2002.  Miami (EE.UU).

Isabel Díez Serrano es una autora española que ahora presenta Testigos del amor y la locura, obra poética cuya originalidad resalta en sus versos, dedicados a altas figuras de las letras- Desde Bécquer a Dámaso Alonso, de Whitman a Unamuno y otros muchos, que son invocados en un haiku, en un soneto, una simple estrofa o un poema polimétrico. Las formas son dominadas rítmicamente. Sus versos dicen mucho prosódica e intelectualmente.

S.F. REPÚBLICA DE LAS LETRAS; 86. A.C.E  (Madrid) 2004

Isabel Díez Serrano, con su nuevo poemario conecta el espacio con la luz del alma, esta voz que busca mucho más allá del tiempo, más allá de los sueños y de los horizontes de un dios que sea siempre un cálido asombro y un cálido amigo entre los mortales. Isabel canta, siente vibraciones, declara su fuego, eleva miradas, suspira palabras en un plano largo de místico abrazo. Es una poeta de variada métrica y temática. En Te esperamos, muestra su gran misticismo que la acerca al gran Juan de la Cruz. Gravita en su palabra poética su característica mansedumbre lo que le permite una expresión cabal, sutil, natural, de metáforas  transparentes y espontáneas…

Beatriz Villacañas. La Pájara Pinta, 21. A.P.P. 2005.

…Y empleo la apalabra “entrega” con toda intención porque sí puede decirse en justicia, que toda la obra de Isabel Díez es una entrega generosa a su vivencia, a su emoción, a su modo de ver las cosas sin importarle ir contracorriente, si llega el caso. El lirismo de la autora alcanza cotas memorables de finura en expresiones como: Y hablas padre, hablas, te escucho adormecida, escucho aún tu voz que se fue cielo-adentro.

José López Rueda. La Pájara Pinta, 23.  Madrid. 2006

Es interesante que alguien meta el escalpelo metafísico-filosófico en los textos poéticos a ver qué sale. En el caso de Isabel Díez Serrano lo tenía fácil pues su poesía está constantemente entre lo celeste y lo telúrico. Su estro navega por los océanos o vuela por las galaxias con la misma soltura que usted o yo viajamos a Segovia. Si alguien merece el título de cósmica, sin duda es Isabel. La primera sorprendida ha sido ella al verse antologada como tal por Fredo Arias de la Canal. La verdad es que esta Antología me ha corroborado una vez más la solidez de su obra donde la inspiración y el lirismo sorprenden al lector constantemente. Tiene un fino oído musical. Utiliza en general metáforas embellecedoras y consigue con frecuencia imágenes impactantes.

Prof. Antonio Enrique:

Querida Isabel:

Me ha dado mucha alegría saber de ti por este poemario repleto de vida como las plantas que están dando flores en esta época del año. “De la brava tormenta” es una explosión de amor con sus luces y sombras. Es un libro que acompaña con su interesante música, que es la del corazón. En tu corazón caben todos los jardines.

Gracias por tu recuerdo.  Un cordial abrazo

  1. Enrique

Antonio Rey Haza. España

Querida Isabel:

Quiero agradecerte tu hermosa, además de brava, tormenta lírica, que he leído y releído hace tiempo con verdadero placer. Me parecen versos sentidos de verdad, tan hermosos como auténticos, lo que no suele ser habitual. En fin, enhorabuena: sigue escribiendo así, con la misma gracia, hondura y sencillez de tan «brava tormenta». Un fuerte abrazo.

Antonio Rey Haza

Francisco Mena Cantero. España

Admirada poeta:

Gracias por “De la brava tormenta” que sí lo es por el estímulo al lector para subir hasta lo más espiritual y, finalmente hasta el “Donde” en que se halla Dios.

Perfecto poemario en forma y fondo con imágenes, metáforas y palabras que solo recuerdan a ti Isabel, pues como los vinos, tu poesía se enriquece con el tiempo…

Espero reanudemos nuestra relación epistolar y felicidades por tu “tormenta”. Abrazos

Críticas para: “ESE VIOLÍN QUE LLEVO DENTRO”

Por : Adalberto Hechavarría

A “Ese violín que llevo dentro”
de: Isabel Díez Serrano)

Ya suena tu violín, dentro
del corazón su ternura
y la música más pura
suele venir al encuentro.
Tu verso lleva en el centro
inefable melodía
que contagia de alegría
con exquisito candor
para transmitir amor
esperanza y fantasía.

Hay un sabor a belleza
en cada poema escrito
que casi no necesito
interpretar su fineza.
Tienes la delicadeza
de poner en cada cosa
la magia maravillosa
que conquista el corazón,
porque permitió Endymión
que sueñe tu mariposa.

Críticas para: “ME CONTARON UN CANTAR”

“Me contaron un cantar” de Isabel Díez Serrano. Editorial Deslinde 2020

Por : FRANCIS SÁNCHEZ

Se agrupan en este libro los frutos de un ejercicio poético muy singular, cumplido a través de años: el arte de glosar, por parte de Isabel Díez, en décimas, respondiendo a desafíos de amigos poetas (en especial, Fredo Arias) que le han enviado cuartetas o redondillas ingeniosas con temas de diversos tonos. Así varían sus lucimientos entre las interrogaciones filosóficas, la cuita existencial o las notas de humor con sentido picaresco. Nunca la poeta se amilana ante cada «provocación» lírica, por difícil que parezca, y responde sacándose décimas del alma para asombro general. El resultado es una celebración unánime de la música, los sabores y colores de las palabras. Aunque no las cante, sus décimas escritas tienen la gracia, el eco de una riqueza oral que viene unida desde antiguo al disfrute de la más armoniosa y popular de las estrofas en idioma castellano, tradición aún floreciente en Cuba y que ella mucho admira. Asistimos a la misma dimensión de improvisadores que, a viva voz, encantan a la audiencia. Ya suena el laúd, comienza la canturía. |

Por: Loli Benítez. España

Llegó a mis manos como lo hacen las grandes sorpresas, de manera inesperada, lo que engrandece el momento aún más.

Isabel Díez Serrano, esta vez, nos deleita con esas décimas de pie quebrado, y lo hace con esa LUZ que solo los grandes y escogidos poseen. Una LUZ que irradia belleza y bondad a raudales, tan necesarias estos días. Personas como ella son las que alumbran el mundo y dan sentido a la existencia, pues tienen ese don especial, que los hace únicos. De Isabel emana una grandeza de espíritu que sale de su corazón y de su mano para dar forma a estos ramilletes de versos divinos, conexión, sine qua non, para tocar lo sublime.

Como suele decirse “lo que queda escrito permanece”. Isabel Díez Serrano permanecerá en la cumbre de los grandes POETAS. “El poeta no pide admiración, manifiesta Jean Cocteau, él quiere ser creído”.

Así en LA HUELLA QUE ME PERSIGUE…ejemplo de lo expuesto dice: “Y para sumar más puntos / eligen a la más bella, / sea polvo o sea huella / que duerma con serafines / mientras tocan a maitines / soñando con una estrella” //.

Para los sueños no hay distancias ni obstáculos, palabras, que ya superó con creces, esta magnífica poeta, como así lo demuestra con su prolífica obra.

“No amaste, a ti yo no me uno / que solo el Amor nos salva / desde la noche hasta el alba…”. No hay más enseñanza que esta, de la que Isabel es sumamente consciente y así lo muestra.

Con soltura y gallarda lozanía nos enseña a lidiar con la vida en: SIEMPRE PENSÉ QUE LA VIDA… “de qué te sirve sufrir / si todos hemos de ir / allá donde nos esperan, / los que son y los que eran, / qué le importa al devenir” //.

La poesía de Isabel Díez Serrano es de ancho aliento, muy auténtica, muy sincera, brotada del oleaje de la vida y por él bañada. “Poetas son todos los que aman, refiere James Bailey, los que sienten grandes verdades, y les digo, la verdad de verdades es el amor”.

Su poesía dejará su impronta en el lector de hoy y de mañana.

Sabiduría llena de sentimiento y LUZ, que sabe transmitir con mayúsculas, convierten a ISABEL DÍEZ SERRANO en una aclamada poeta digna de los más sonoros aplausos. Con mi más sincera admiración, vaya aquí mi aclamación.

Lola Benítez Molina

ME CONTARON UN CANTAR
Glosas a coplas de Fredo Arias y otros autores
ISABEL DÍEZ SERRANO
Ediciones Deslinde, Madrid 2019, págs. 176

Carlos Benítez Villodres
Málaga

Cuando las bellas creaciones poéticas de Isabel Díez Serrano se alían con el afecto de una amistad transparente y la admiración que este comentarista siente por la autora, escribir sobre una obra suya que merece aún más resonancia que la que ya tiene, es una delectación tan entrañable que muy pocos la disfrutan en su caminar cotidiano. Por eso, lleno mi psique de entusiasmo y doy a conocer a los posibles lectores el mundo real de este poemario de una actualidad total.

Magistral y de necesaria lectura es este libro que nos da a conocer, en las exposiciones de su creadora, los sentimientos, pensamientos, reflexiones… de esta poeta en continua catarsis con la poesía, como compromiso leal y fructífero con el presente, de cuya sangre, como sabemos, ya se está alimentando el mañana.

La poesía de la poeta madrileña, afincada en San Lorenzo de El Escorial, Isabel Díez Serrano es inmensamente profunda, auténtica, y sin adornos superfluos. Una poesía, la suya, desprovista de ese ropaje que oculta la esencia de aquello que brota en los incontables valles y llanuras afortunadas por su capacidad productiva, creadora, allá en los interiores de su ser pletóricos de ingenio, vivacidad y claridades. En definitiva, la poesía de Isabel Díez tiene, desde sus raíces, un ímpetu que nada ni nadie han podido amansar.

Sí. Nuestra poeta irradia tal energía, percibida también, con suma integridad y pureza, en sus versos, como es habitual en aquellas personas, poetas que aman la poesía por encima de todo cuanto en el mundo existe. Energía esta que nos envuelve, nos penetra, nos colma de ese entusiasmo y valor del guerrero de la positividad, tan cálidos como transparentes y maravillosos, que todos los humanos anhelamos poseerlos y ejercitarlos por los caminos de la vida…, impregnándonos, al mismo tiempo, de ese encanto que nos transforma en soles capaces de sentir los inaudibles latidos de la beldad en aquello que sucede o hace acto de presencia en el orbe, pero que es inapreciable o indiferente para la mayoría de los hombres y mujeres por diminuto o cotidiano.

“Me contaron un cantar” está escrito en décimas (318) arracimadas en 80 glosas. Los versos que inician estas glosas son de: mis queridos amigos poetas admirados Fredo Arias, Francisco Henríquez, Clara Lecuona, la propia autora… La décima es un tipo de estrofa utilizada frecuentemente dentro de la poesía popular española e hispanoamericana (Cuba, México, Chile…), particularmente dentro de la improvisación (payas), y su denominación se debe a que está constituida por estrofas de diez versos octosílabos, con rima consonante.
La décima espinela es una estrofa de diez versos octosílabos creada por el músico y poeta del Siglo de Oro Vicente Martínez Espinel (Ronda, Málaga, 1550 / Madrid, 1624), en el año 1591. Este ilustre rondeño publicó la primera edición de su libro “Diversas Rimas”, en dicho año. En su memoria, el primer Instituto de Bachillerato de la provincia de Málaga, situado en la calle Gaona de dicha ciudad, lleva su nombre desde 1956.

Antecede a las glosas, “Pórtico”, escrito por Isabel Díez Serrano. En él, nos refiere que “tiene la glosa una belleza formidable, es como un cuadro que comienza con los primeros trazos de un pintor y la pintura debe ser acabada por otro artista de mano segura, artífice que ofrece la obra de arte y donde abre la glosa el universo trascendental y transgresor que la sostiene”. “La glosa soberbia y galante va en las sendas de la cubanía”, prólogo de Odalys Leyva Rosabal a “Parnaso de la Glosa Cubana” (Endymión, Madrid 2019).
Isabel Díez Serrano es una poeta inimitable, una poeta múltiple, una poeta crítica, una poeta superior. Sí, nuestra poeta es una figura prominente de la vanguardia poética internacional. Díez Serrano, que es tan perceptiva a nivel sensorial e introspectivo, por naturaleza, como ingeniosa y penetrante y metafísica con la palabra, desarrolla su trayectoria madura entre sus calidades íntimas y el arte conceptual de la poesía. En esta obra, nuestra poeta, canta a la vida, al amor, desde el gozo y el lamento líricos, y a los recuerdos, a la angustia existencial y a la belleza, a ciertos poetas amigos y a los sueños…

De la poética de Isabel Díez, se deduce que la poesía es una forma de encontrarse la poeta consigo misma, con el mundo y con los demás seres que en él vivimos. Para nuestra poeta, la poesía no es algo que se ve o se mira, sino la luz que nos permite ver y mirar. Y lo que vemos y miramos es nuestros adentros o la vida. Es decir, ver y mirar y observar lo que la mayoría no ve, ni mira, ni observa…, captándolo, entendiéndolo y asimilándolo para, después, darle forma y contenido con un lenguaje poético bello, fluido y caudaloso. Esta expresión del contenido es plenamente estética y expresiva, sorprendente y rítmica…, es decir, totalmente sustancial. Todo ello le permite a nuestra admirada poeta comunicarse con el lector.

Isabel Díez Serrano se expresa en “Me contaron un cantar” con una transparencia total. Esta forma de manifestarse posee una intensidad expresiva en constante ascensión, una belleza que sorprende, que atrae, un sincronismo sinfónico absolutamente cálido y penetrante y una tensión poética que proporciona al lector los estímulos vitales, en sus esencias y matizaciones, para seguir caminando.

Para Isabel, la décima es el poema más musical y perfecto del mundo. Escribir una o más décimas es producto de un enorme trabajo, pero maravilloso que proporciona grandes satisfacciones a quien lo realice. La espinela usa imágenes y metáforas, y leerlas asiduamente obliga a una reflexión sistemática no solamente lingüística en términos formales, sino que también interpretativa, que nos hace conscientes de lo que significa el uso del lenguaje. El lector que lee décimas se prepara en el método de la hermenéutica y, al conocerla, se adentra en todos los campos que conciernen la interpretación del significado. La diferencia entre un lector en sus inicios y otro más sofisticado es sobre todo el método, la capacidad de contextualizar y aclarar las cosas que consideramos ambiguas o de doble sentido.

En homenaje a la genial poeta Isabel Díez Serrano, escribí la siguiente espinela y este soneto que, a continuación, transcribo:

ISABEL DÍEZ SERRANO, O EL AMOR A LA DÉCIMA

Me encuentro en el paraíso
de Isabel Díez Serrano,
luz y paz para el hermano
que en mi caminar preciso.
Desde tus versos, diviso
tu bondad, que me enamora,
al elevarse tu aurora
sobre mi vida engendrada
por el sol de tu mirada
pura que mi alma atesora.

ISABEL DÍEZ SERRANO

Luz increada es el alimento
que damos a los versos transparentes
creados, con prodigios, de simientes
feraces que se yerguen como aliento.

Con tus poemas vibra mi aposento,
donde atesoro tus fluidas fuentes
de oro, de sol, con luces sorprendentes,
que activa mi rosal en un momento.

Oh mi amiga Isabel, fruto en armonía
rítmica que ilumina mi camino,
con el mágico sol de tu valía.

Eres mi gran amiga, en mi destino
de poeta rebelde y sin sombría,
que le canta a tu río cristalino.

Críticas para: “DOS AL PIANO”

1. MÚSICA DE FONDO

Adalberto abre el libro con un poema de amor nada menos que a la Poesía, personalizándola como si de una bella muchacha se tratase: se desnuda sobre el papel/ se entrega/ sin temor a los riesgos. La poesía, le acompaña y la besa apasionadamente / con la esperanza/ de encontrar la pureza/ en sus ojos/ y multiplicarse/ en cada hijo. Por hijo, entendemos nuevo poema. Todos hemos cantado a la poesía, pero esta forma de tratarla Adalberto me semeja una forma diferente, muy íntima, de un auténtico amor y rigor al tiempo, palabras sencillas, directas y escasas. Para qué más…

Adalberto Hechavarría en esta “Música de fondo” que incluye PIANO PARA DOS, se nos presenta con el verso corto y libre, libre pero bien timbrado, ya que la libertad en poesía no significa ausencia de ritmo, que lo tiene. Se nos antoja de fácil lectura cuando nos encontramos con este tipo de poesía dúctil pero como un “alucinado planeta” cruza la luz con un infinito gozo: “La cuestión es el tiempo”, dice Hechavarría. Se siente poeta milenario y no sabe cuánto queda por decir, si tanto se ha dicho ya, ese misterio, esas interrogaciones, esos millones de bocas cantando al universo. Poeta inevitablemente cósmico, sí, si siente que la luz le ha llegado, la toma, la pasea y oscila como el péndulo. Su corazón se le adentra en el poema y el ritmo toca, baila con la poesía con limpieza, con sus bellas imágenes. Aparece la culpa, que siempre nos pregunta, nos cuestiona, nos inquieta, y tiene gran importancia la sustancia del sueño, del soñar. El poeta también se sabe punto y final cuando, así como si nada, dice: “ en las noches me baño de luna” ¡qué belleza!, la que también es mía y del amigo Lorca, luna de todos y para todos.

Declarando en todo momento su amor por la poesía quiso llevarle el temblor de una rosa en los labios por decirle/ sin voz/ lo que ya sabe. Siente como poeta, que “el instante” es algo mortal como los humanos:

Los ángeles no saben del instante

Los hombres lo desprecian.

Casi lloran su fuga…

Mudo porque solo escucha las músicas y ritmos que le da el mar, la armonía de la sangre, dice Adalberto, acoplada como esas gigantes orquestas/… para desde mí/ saltar al mundo.

Bello poema dedicado a Lezama Lima cuya palabra cristaliza en los sueños, seductora, y un dios invisible cantando su sabiduría; algunos jóvenes—piensa—hacen brotar retoños como endechas/ con sabor a trópico y otros, se extravían entre las ramas secas de sus gritos y se quedan hechizados para siempre. Siente tristeza por los pobres poemas olvidados. Y allá a lo lejos, como viajero incontenible siente una fuerza –dice—inexplicable, que le ata a la tierra de la isla, su isla, su mundo donde crea y nace de nuevo.

Bienvenido el nuevo hijo de Adalberto Hechavarría que conoce todos los ritmos de la Poesía clásica, como el soneto, la lira, la décima y glosa, pero que ahora ha tenido el gusto de variar a lo que mal llamamos poesía libre…, o blanca, sí, pero bien orquestada. ¡Felicidades!

2. SONATA DEL RECUERDO

Teresa Fonseca en este espacio que le ha dado en llamar “Sonata del recuerdo”, ha querido acompañar a su esposo y poeta: Adalberto Hechavarría en estos pasos de la poesía y en ella van sus imágenes vividas, imágenes del recuerdo añorando los momentos cotidianos. Teresa cumple también en esta entrega, su voz limpia y de forma libre sin sujeciones a ninguna norma preestablecida pero consciente de que la poesía tiene palabra y ritmo y en este caso sería el ritmo de su corazón, suave, sin estridencias, con los altos y bajos propios de una existencia, una experiencia de vida.

Melancólica su voz en el principio, añorante de cosas que ha podido ser, o tener; el olor de la madre que de pronto llena el espacio con su ternura, de forma que, al sentirla cerca, puede hasta dormirse junto a ella. Esa soledad tan cantada por todos los poetas y escapa el contenido sollozo como gotas de lluvia. Unida a la naturaleza, un deseo grande del abrazo cuando vuelvan a unirse las ramas del árbol “deseo de fundir amaneceres/ que broten las semillas”

Como poeta que es, está siempre atenta a la Sabiduría que le alegra la imaginación. Teresa Fonseca nos presenta a Pablo Neruda cuando nos recuerda “un país en el cielo con las supersticiosas alfombras del arco iris” que diseminan los matices desde las alturas mostrando un fulgor en todo el universo. La poeta nos acerca a la poesía que para ella es “expresión del sentimiento”,– ya lo decía Machado–, abarca lo dicho y por decir, lo grandioso y lo intrascendente, los ramos de aromas que florecen en el corazón de quien se sienta aludido. Una estrella, sabe que la conduce pero a la vez queda estupefacta sin saber qué rumbo tomar; ahí está el incierto camino del hombre que ha de tomar siempre el camino de la estrella que más luce, la estrella de Dios, la luz continua y eterna que ilumina el camino, nuestra alma y el esqueleto entero. Agarremos esa estrella por un rincón del ala y hagámosla nuestra para siempre, no dudes, no titubees y veamos el cielo como lo vio Martí, con sus ojos de oro; la poesía en este caso el poema, le impregna fortaleza igual que la piedra dorada.

Las noches serenas, la naturaleza, el tiempo, el amor, la claridad o la eternidad. A pesar del desahogo o la catarsis que puede proporcionar la poesía, Teresa Fonseca se siente presa de los sentimientos y las lágrimas le cubren su interior y éstos a veces, se derrumban al sentir frialdad y se pregunta ¿dónde confiar?, el amor todo lo aminora, comprende, enciende, adormece. ¡Benditas horas que nos trae el amor!

Bravo Teresa, has aprendido bien, sencillamente clara y serena vuelcas tus inquietudes y te haces miles de preguntas, a pesar de algunos sinsabores o cuestiones sin resolver que te ha correspondido vivir y nos muestras en “Espacio para dos”, siendo tu esposo, querido esposo Adalberto Hechavarría, quien te cede el espacio, para hacer, como si de la carne se tratase “dos en uno”, sigue sus pasos porque ambos, vais rectamente encaminados al Bien, la Sabiduría cotidiana y la trascendencia, que viene sin remedio y que atrapa a todo buen poeta. Y juntos los dos, en el mismo piano, en la misma barca ¿Hay cosa más deseable y plena? ¡Felicidades amiga, ha sido un placer!

Isabel Díez Serrano

www.Oriflama.es

Vasconcelos 2015

Críticas para: “El Alma se Recrea en la Palabra”

COMENTARIO DE CARLOS BENÍTEZ VILLODRES

Como una nave victoriosa, cargada de claros soles a mediodía, llegó a mi puerto, a mis manos, a mi corazón esta nueva obra “El alma se recrea en la palabra”, de la poeta madrileña, afincada en San Lorenzo del Escorial, Isabel Díez Serrano. La inmensa calidad espiritual y humana de Isabel trasciende los límites del lenguaje y las fronteras del pensamiento universal, del pensamiento de todos los tiempos. Su personalidad, centro y eje de una realidad interior, sin mitologías ni contradicciones, forma la consistencia de la armonía de la prosa lírica, como expresión y disfrute de la belleza más sublime, con el hombre tan falto de precisión y equilibrio en cada faceta de su vida.         La esencia narrativa-poética de Isabel Díez fluye de sus principios vitales, de su amor en grado máximo y de su sana entrega a las labores de lo auténtico y de la sinceridad perfecta, con una celeridad y firmeza tan grandes como comprender el estado de ánimo de cualquier hombre o mujer y como expresar lo grandioso y lo minúsculo, lo radiante y lo sombrío que habitan en los latidos de este mundo, en donde la razón, la rectitud de vida, tanto a nivel individual como social, y el placer por la belleza y el arte se están oscureciendo continua y brutalmente.

En su libro “El alma se recrea en la palabra”, la egregia poeta Isabel Díez Serrano nos conduce, a través de cuarenta y cinco paraísos y un valle feraz -poema- (pág. 17), por el camino de la belleza prosística y versal, enjoyado por el flujo de sus fuentes, panes maduros y vinos aromáticos que nutren y sacian nuestra esencia.

La narrativa de Isabel sobresale por su leguaje diáfano, terso, pulido, su destreza en el desarrollo de sus creencias, de sus valores, de sus ideas y de su perfecto acabado formal, en definitiva, la prosista nos narra todo que siembra y cultiva y cosecha más interesante y de forma genuina. El auge de la narrativa de la escritora madrileña radica, pues, en la riqueza de su léxico, en la sencillez de su labor creativa, en su capacidad cultural y de atracción, de sorpresa y entretenimiento… El lenguaje de Díez Serrano permite a la autora describir lo vivido y lo visto, lo sentido y lo acontecido…, tras ser, consciente o inconscientemente, memorizado, como no sería posible a un narrador impersonal o distante.

Lo verdaderamente importante, de “El alma se recrea en la palabra”                                          es lo que nos aporta su lectura a cada uno de nosotros (pocas artes existen más subjetivas que la literatura, pues la mismas narraciones siempre es distinta para cada lector). Por consiguiente, lo importante es leer. Y una vez hemos leído, tenemos el primer factor de peso para emitir un juicio sobre un libro. Y cuánto más leamos, más rigor tendrá esa opinión, aunque siempre encontremos en la lectura unos parámetros fijos.

La narrativa para Isabel es un firmamento infinito, con grandes astros que mantienen inmutable su posición con el transcurso de los siglos, y estrellas jóvenes que aportan nuevos parpadeos a sus ojos, a su mente de buscadora incansable de nuevos mundos, más allá de las fronteras espaciales y temporales. La labor de la autora de “El alma se recrea en la palabra” consiste en tratar de bajarlos a la tierra para plasmarlos en papel y, de esa forma, acercarlos al lector, lo que consigue perfectamente en esta obra.

En el magistral exordio de Adalberto Hechavarría Alonso, poeta y crítico cubano, con el que comienza el presente libro, leemos: “El hálito vital que acompaña estos textos sirve de apoyo para que la autora ejerza su oficio de encantamiento, y haga del lector un enamorado de sus poemas. No hay rebuscamientos, ni parrafadas retóricas, al contrario: una honda sencillez permea cada composición poética”.

En el presente libro, su autora busca el vigor, la expresividad y la frescura. Y sobre todo escribe una literatura que acerca al lector a la verdad vivida. En todas las páginas de esta obra, tan exquisita como irrepetible, existe una unión perfecta entre la autora, que tiene su propia sensibilidad, y sus narraciones poéticas que se encuentran conjuntadas en su psique. “El alma se recrea en la palabra” es una obra de orfebrería literaria que a cualquier buen lector le ha de impactar y sorprender y atraer.

El libro está escrito en una prosa eficaz, directa y culta, perfectamente elaborada y con certeras imágenes literarias, gracias al virtuosismo estético de su autora, ornada, además, con una adjetivación sorpresiva y puntual. Isabel utiliza un lenguaje formal y circunspecto, claro y formativo, que mana de la habilidad de la escritora, que es capaz de enlazar lo abstracto del pensamiento con las concreciones de la vida.

La planificación de los hechos, la estructura y el procedimiento narrativo de los mismos, el análisis exhaustivo y profundo de lo relatado en cada una de sus páginas, la firme consistencia de las ideas mostradas y de sus derivadas, el hilo que conduce dicha exposición… solean y enaltecen aún más esta obra ya de por sí sublime, la cual nos permite observar las introspecciones de la narradora, desde una óptica global y, al mismo tiempo, en parcelas impregnadas de lógica formal, de madurez toda plasticidad, de nuevos horizontes… al más puro estilo machadiano.

         Página a página, Isabel Díez Serrano, con esa magia narrativa característica de los grandes creadores, nos acerca y nos introduce en su mundo interior, caracterizado por su fe divina y humana, por su sensibilidad, por su buen hacer…

Cada narración, comienza con unos breves poemas (2 o 3 versos, predominando los haikus). En algunos de ellos leemos. “En la escalada / veremos otros seres. / Vienen de vuelta. //. “Bajo el jazmín / olorosos almizcles / nos emocionan. //. “¡Qué cerca estaba Dios!, / que alta su frecuencia / en el tránsito del hueso y de la carne”. //.

En el único poema (15 versos hexasílabos, endecasílabos y alejandrinos), dedicado a Leda, de esta obra, leemos: …“Dulces concavidades semejan fortaleza, / espíritu afincado en la más pura flama. / Presencia que nos habla de un lejano presente. / Humanismo, tesoro, del más alto nivel”. /… Este está escrito en verso libre muy especial, ya que no hay estrofas, ausencia de rima…, pero sí hay versos con métrica, como ya expresé, sin aislamiento de la palabra, sin ruptura sintáctica del verso, etc.

En el texto decimoctavo, Isabel nos manifiesta; “Decidme, amigos míos, locos todos, con la envidia y el hacha y el mal que nos posee ¿estamos todos locos? ¿locos quizás? Y estar hoy con vosotros, con Quijano y Cervantes ¿no es eso un gran milagro?”.

“El alma se recrea en la palabra” es un libro sensacional, sorprendente, carismático… Una obra esta tan sumamente prodigiosa, que su lectura proporciona riqueza intelectual, delectación, asombro, amor a la vida…

Por consiguiente, la lectura de este libro, una joya literaria única desde la primera a la última página, es imprescindible para los amantes de la óptima narrativa, para estudiantes de Letras, para posgraduados que están preparando el doctorado en Literatura, para lectores de siempre…, en definitiva, para cualquier persona que desee ampliar su bagaje cultural.

COMENTARIO DE ALEJANDRO MORENO

Muchísimas gracias por El alma se recrea en la palabra. Al principio, no te oculto que me sorprendieron las glosas que haces de tus poemas, acostumbrados como estamos a que los poemas se expliquen por sí mismos. Y fue esa sorpresa la que me llevó a leer esas glosas con el detenimiento que merecen.

Entonces lo descubrí. Si es verdad que la misión fundamental de la poesía es evocar, también lo es que no es exclusiva de la poesía. Y tú has conseguido ponerlo de relieve en tu hermoso poemario.

Tus glosas son tan evocadoras como tus poemas y, más que explicarlos, los acompañan.

Lo que me parecía superfluo, se me ha aparecido como revelador.

Gracias a que te escuché, pude oír tu

grito, voz y figura

y disfrutar de tu

poesía cabalgando

tan desnuda como el vino

Muchas gracias de nuevo.

Un fuerte abrazo

Alejandro

COMENTARIO DE: SOLEDAD CAVERO

Querida Isabel, no sabes cuánto me ha enternecido tu libro:” El alma se recrea en la palabra”: son unos poemas en prosa preciosos, vividos allí donde el alma se extasía ante la Belleza y el encuentro profundo con ese Todo que nos abarca en momentos maravillosos. Suerte para ti poder expresarte ahora de diferente forma, aunque es la misma, por lo cuidado de la métrica. Las imágenes, la belleza que encierran estos textos.

Para mí, un acierto todo el libro, que viene a cerrar un poco esa trayectoria mística tuya. Tienes una enorme suerte con eso de poder vivir en la Naturaleza, en ese Escorial que yo tanto quiero también. Precioso todo el libro, visión interior y encuentro en esa paz, donde a pesar de las circunstancias que te rodean, se queden abiertos todos los sentidos y la proyección cósmica, donde el alma se recrea.

Gracias Isabel y, mi más sincera enhorabuena. Un beso para ti.

Soledad

COMENTARIO DE: Adalberto Hechavarría Alonso

Los escritores contemporáneos se han empeñado en borrar los límites entre géneros literarios. Y es lógico que ocurra así. Cuando en el siglo XXI, cada creador es heredero de un legado artístico amplio y diverso. La búsqueda de voz propia y el modo de asumir el lenguaje vienen siendo imperativos esenciales en el rumbo de la literatura actual.

Los poetas que escriben en español tienen como antecedentes la prosa de Valle Inclán ,José Martí y Juan Ramón Jiménez en Platero y yo ; los versos de  la etapa final de Vallejo, el chileno Pablo de Rokha con La epopeya de las comidas, el mexicano Fernando del Paso en Poemar y la cubana Dulce María Loynaz con Juegos de Agua, por citar solo una breve muestra.

La española Isabel Díez Serrano, Premio Vasconcelos , 2015, poeta de larga trayectoria y con una obra consolidada, en el presente libro incursiona en la prosa poética. Son muchísimos  los hallazgos en su arduo batallar con las palabras.

El hálito vital que acompaña estos texto sirve de apoyo para que la autora ejerza su oficio de encantamiento y haga del lector un enamorado de sus poemas.

No hay rebuscamientos , ni parrafadas retóricas ,al contrario :una honda sencillez permea cada composición poética.

Sus sentidos permanecen alertas durante el proceso de la creación. Aliento de vida respiramos en cada página.. La fluidez constituye su primera conquista: como un manantial de palabras brota cada texto. El lector enseguida reconoce que el lenguaje no es una avalancha arbitraria; como ocurre cuando las palabras dominan al poeta. Este no es el caso; Isabel sabe elegir vocablos con acierto, para lograr originalidad y frescura en el discurso lírico.

Los poemas en prosa no han perdido cadencia, ni ritmo. Un oído alerta percibe la música interior de las palabras, a la vez que disfruta el equilibrio conceptual del contenido artístico.

Mi vida es todo un sueño luminoso- nos dice la autora. Y en verdad la luz vence lo oscuro. Hay una manera especial de tratar el dolor y la tristeza como algo que, una vez sufrido, fortalece el alma para seguir amando las cosas bellas de la vida.

Los estados anímicos desfavorables, nutren el pensamiento creador para ofrecer un ángulo positivo de la fortaleza humana. Ama, sufre y su palabra acaricia, alienta, aviva.

Admiración por la belleza y respeto por la religiosidad hacen de su voz  un manantial sincero, en un proceso semejante a la resurrección.

Tiene el lector en los versos de Isabel Díez Serrano un motivo para el disfrute estético, el enriquecimiento espiritual y una fuente de sabiduría.

 

Adalberto Hechavarría Alonso

(Poeta y crítico cubano)

Los sonetos de Isabel Díez Serrano

Adalberto Hechavarría Alonso

La poeta española Isabel Díez Serrano tiene una obra literaria bastante amplia. Ha dedicado su vida a cultivar la poesía y tiene un profundo dominio de la literatura hispanoamericana. Ha recibido numerosos premios y condecoraciones, entre los que se destaca el Vasconcelos, otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista, de México, en 2015.
Al año siguiente la escritora publicó Desde el lírico cuenco de mi voz, Ediciones Endymion, cuyos textos fueron escritos en el clásico molde del soneto. El libro constituye un compendio de homenaje a los cultivadores de esta estrofa a lo largo de los siglos.
La poeta, haciendo gala de su buen oído, ofrece verdaderas joyitas equilibradas formalmente y con sentido lenguaje.
Isabel domina la métrica, sabe distribuir los acentos interiores en los endecasílabos y se permite alcanzar la fluidez necesaria para validar sus composiciones líricas.
Si desde el punto de vista formal ha salido airosa, también el contenido de sus textos ofrece autenticidad y dominio del oficio.
Un marcado interés filosófico se aprecia en muchos de sus poemas. Canta a la cotidiana existencia del hombre. Preocupada por el prójimo, a menudo muestra su ternura y delicadeza, con sed de servir. Ahora que el mundo convulso se debate entre la banalidad, la ambición y la violencia. Ama la paz interior que dignifica al hombre y lo hace fuerte y sueña con un orden justo y equilibrado para la humanidad.
El amor subyace en sus palabras como savia nutricia que ilumina corazones y azuza los deseos de vivir.
Gracias a autores como ella la vieja estrofa que Boscán y Garcilaso introdujeron en nuestra lengua se mantiene vigente, como ofrenda a la belleza del discurso lírico castellano.

Adalberto Hechavarría Alonso

Críticas para: “De la brava tormenta”.

Díez Serrano, Isabel: De la brava tormenta, Ediciones Endymion, 96pp.

Como un extenso poema se nos ofrece el libro, escrito con mano firme, sin titubeo alguno y nos arrastra con viento huracanado al acontecer de la vida. El temblor de los árboles, el miedo de los pájaros y el inclemente paso del reloj sobresalta y alerta. Los sueños se debaten de una estación a otra. Y la palabra erguida. Siempre la palabra: tabla de salvación, magia del canto y el misterio.

El fluir de los días y las noches bajo el soplo continuo del aire agitador que se lleva el verano y devuelve el invierno, grita por el otoño y desborda los ríos de primavera, penetra al laberinto del silencio. El silencio que eleva y aturde con su música.

Isabel Díez Serrano incendia su pulso, relampaguea corazones, prende el suyo propio en el chispazo. Su voz es agua fresca, lava conmovedora.

Con un aliento sostenido de principio a fin, nos lleva como rama desprendida, que unas veces golpea y otras acaricia. Hojas volantes somos en su verbo, asustados pajarillos buscando protección en el follaje.

A veces somos mar, otras montaña. Arroyo seco. Tibio manantial es su respiración, que somos todos en el correr de páginas entre violines y descargas eléctricas.

Los truenos de su callarse chocan con nuestras mentes, y escuchamos caer la lluvia como sílabas sobre la página en blanco.

La soledad se puebla de acordes y silencios. Late el amanecer. llega la noche. Un disperso rumor de estrellas aletea por el cielo y el discurso sigue sus pasos sin titubeo alguno, con el ímpetu inicial, el fulgor del principio. La palabra sueña, abre los ojos, corre como río entre sembrados, bajo un cielo gris que anuncia el día.

El sujeto lírico dialoga con el tiempo, entra en sí mismo, azuza los fantasmas y crece en llamarada como iluminación y sobresalto.

La experiencia escrituraria toma riendas del potro de la invención, y lo enrumba hacia el canto de ansiedad humana y deseos de vivir. La melodía – sin estridencias- acompaña, envuelve el ser y fortifica. Poesía auténtica que no pretende cumbres, sino un rostro propio que ofrecer, igual que se entrega una flor silvestre del campo. No hay inocencia. Subyace un manifiesto indicio de maestría, una experiencia oculta que no interfiere al lector en su ejercicio hedonista al degustar el misterio poético.

Estos poemas calan los huesos. La voz lleva al bosque íntimo y a la calle vocinglera que el reloj apura. Enciende esperanzas, apuntala angustias, marca los destinos.

Isabel Díez Serrano sabe salir del temporal victoriosa. Su voz se ramifica: ora es árbol gigantesco desmembrado por la tormenta, ora pequeño arbusto temeroso, ora zarza ardiendo… , pero siempre ecuánime, sabedora del triunfo de la paz espiritual y el bien.

Los más recónditos vericuetos del lenguaje son transitados con dignidad y aplomo. Canta con voz de siglos. Escribe con fuego y su luz contagia. El amor en este cuaderno arde, a pesar del aguacero.

Adalberto Hechavarría Alonso
20 de octubre de 2018

ISABEL DÍEZ SERRANO: “LA CANCIÓN QUE AYER FUIMOS”
Endymion publica su poemario “DE LA BRAVA TORMENTA”

“Yo soy la tormenta”, ha dicho Donald Trump eufórico. Pero no es un buen ejemplo.

La poesía tiene maneras más sutiles de expresarse. Y, desde luego, más adecuadas. Los exabruptos de los políticos no casan bien con la sencillez apasionada de los libros de versos. La escritora y promotora cultural Isabel Díez Serrano ha dado a la imprenta, y Ediciones Endymion publicado, su poemario “De la brava tormenta” donde la palabra se convierte en confesión, recuerdo, vehemencia, halago a veces, dolor, confidencia. “Por el cauce/de los pequeños ríos de mi piel/florece el día…”, leemos.
Se trata, generalmente, de versos cortos, etéreos, blancos, rítmicos, musicales. La autora derrocha buena gramática, ordena las ideas, hermana los pensamientos. De todo ello resulta un libro ameno donde la existencia se convierte en esa “brava tormenta” pero, también, en un espacio ameno donde es posible habitar afectos y renovar caricias. Ejemplo de un poema completo: “Nació para el Amor, y estaba ausente./Nació para vivir, pero murió de sed”; otro: “El diablo azul se asoma a mis vitrales,/no penetra la estancia, su osamenta/se ha quedado enredada en las esquinas. Le asusta tanta luz interior”. Pero no es economía de palabras sino manera de expresar fluidamente una idea, de manifestar un momento lírico. Claro que, también encontramos poemas extensos, casi prosas repletas de imágenes, de indagaciones, de vitalidades como el de la página 22, pues ninguno lleva título. “Y si soy barro nuevo beberé de tu azúcar/alfarero quiero, mi vaso modelar,/que no encuentro en la tierra sitio ni acomodo/y pregunto a los astros por otras formas nuevas….”. Son como melodías saliéndonos al encuentro, siendo espejos de cotidianidad, a veces de delicada ofuscación: de ellas surten fuentes inmensas capaces de permitirnos estar cerca. “Déjalo todo, y sígueme”, escribe Juana Castro y nuestra autora comienza un poema, suavemente, diciendo: “Como cuando venías en los hombros del aire/y ataba tu cintura a las ramas del prunus;/allí se columpiaba nuestro afán más sublime…”. Es una manera ordenada de ir poniendo sobre el tapete afectos, deseos, soledades como si, así, pudiéramos hacer un descargo de conciencia e ir edificando los pilares del testamento poético que todo creador cree que debe programar, implícitamente claro.(“Soy el camino donde voy dejando/mis huellas deshacerse”).
En un mundo de prisas, de violencias o de quimeras el que aún existan escritoras y escritores, poetas de ambos géneros o filósofos capaces de dedicar su tiempo a dirigirse a los demás, a veces a sí mismos también, para reflexionar, indagar, en torno al ser humano como objeto de perennes sufrimientos se convierte en una especie de lujo para el lector, para el preocupado por el futuro de la conciencia: “Se acabará la vida y habrá un nuevo concierto/-grave desequilibrio que habita entre nosotros-./Mi ventana está abierta a lo desconocido,/al misterio, ése que se presenta/sin preguntar, a veces sin permiso…”. Posiblemente esa sea una función impecable pocas veces reconocida por los demás, el poeta navega solo en las aguas procelosas de lo cotidiano. “Feo que el cuerpo tenga que envejecer/parta volar de amanecida”, escribe el chileno Gonzalo Rojas enfrentándose, de esta manera, a la vejez, a la devastación, algo que suele preocupar a poetas clásicos y vecinos del verano. Díez Serrano dice “Solo quiero en mi tumba flores blancas/que amanezcan al sol y ante sus rayos/de rodillas se postren, infinitas”, con lo cual acepta la muerte, la consumación, el gran teatro de la eternidad, con la conformidad del creyente o la sabiduría del poeta. (“Soy el camino donde voy dejando/mis huellas deshacerse”). La realidad impera en la poesía contenida en estas páginas, nos permite penetrar en el discurso moderado aunque decisivo de una autora, ya experimentada pues ha publicado 35 libros, capaz de transmitirnos su pensamiento con pujanza y determinación. “Palabra que naciste/del Verbo primigenio./¿Te asentarás en mí?”, se pregunta.
La autora que fue distinguida con el Premio “Vasconcelos 2015” ha incluido en su libro unas delicadas ilustraciones de la Hermana Teresa de Jesús Castaño repletas de insinuaciones y fantasías. Junto a la de la página 62, una muchacha leve y hermosa que toma en sus manos agua de un pozo, aparece los siguientes versos: “Por fin amaneció y no sabía/si había de nutrirme el calendario./Opaca luz se asoma a la ventana./Regreso de los sueños, su profundo/elixir que rebosó mi copa/y mi fuego interior se fue extinguiendo./Abro los ojos pero quedo en quietud,/el peso de la vida me traiciona”.
Mantener esa profesión de poeta, escribir en el viento nuestros deseos, esperar que nuestros adolescencias, amores y tristezas se conviertan en un libro que cabalgue en las estanterías o se muestre en los escaparates es un deseo natural de quien deja sus versos en el futuro. Razonable o no, es forma, gratuita como decimos siempre, de intentar permanecer más allá de todas las tragedias. “La lucha sigue intacta”, escribe Isabel Díez Jiménez y, al final nos recuerda, precisamente, “La canción que ayer fuimos”.

Manuel Quiroga Clérigo
Majadahonda, 30 de Octubre de 2018. Llueve.

Antonio Rey Haza. España

Querida Isabel:
Quiero agradecerte tu hermosa, además de brava, tormenta lírica, que he leído y releído hace tiempo con verdadero placer. Me parecen versos sentidos de verdad, tan hermosos como auténticos, lo que no suele ser habitual. En fin, enhorabuena: sigue escribiendo así, con la misma gracia, hondura y sencillez de tan «brava tormenta». Un fuerte abrazo.

Antonio Rey Haza

Francisco Mena Cantero. España

Admirada poeta:

Gracias por “De la brava tormenta” que sí lo es por el estímulo al lector para subir hasta lo más espiritual y, finalmente hasta el “Donde” en que se halla Dios.
Perfecto poemario en forma y fondo con imágenes, metáforas y palabras que solo recuerdan a ti Isabel, pues como los vinos, tu poesía se enriquece con el tiempo…
Espero reanudemos nuestra relación epistolar y felicidades por tu “tormenta”. Abrazos

Paco

Lourdes Royano. Universidad de Cantabria. Acuse de recibo.

Francisco Henríquez: Miami. Acuse de recibo.

Alejandro Moreno. España

Querida Isabel

¡Qué gracia me ha hecho leer tu expresión “esta chiquilla está mal de la cabeza, decir que lo ha visto, ah…”!

Bueno, pues si crees que lo has visto, lo has visto.
No, tú qué vas a estar mal de la cabeza. Yo te veo mucho más como la “rosa ungida” que le dices a Rosamarina.

No me sorprende que te sientas “estrella sobre el mar” y que te bebas los pájaros, que es lo que pasa cuando el flamenco te levanta de la silla, te posee. Tú tienes acceso a esa posesión, Isabel.

Esa es la posesión que te enciende la casa

“…y pone en nuestros cuerpos su dentadura cálida”

como le decías al maestro granadino.

Brígido Redondo debió de quedarse temblando al leerlo. Brígido, que tan lóbrega visión nos da de la muerte.

Tú, al contrario, como tu poesía, eres la luz, la luz de “las aguas marinas, de las aguas vitrales” de Marzo.

“Una ola de dicha me envuelve, me agiganta…”

Eso es tu poesía, Isabel: dicha pura y luminosa. Aun en el dolor.

Resulta cuando menos intrigante que te preguntes: “¿Crees tú que el poeta es sincero siempre?”

Volviendo al maestro granadino, recuerdo le oí decir algo que me dejó perplejo: “El poeta verdadero es sincero siempre, lo que ocurre es que finge lo que siente” es decir que lo que dice lo dice con un lenguaje fingido porque si no, lo que dice no sería poético.

Y digo yo que será porque sin el velo poético, el lenguaje informa, pero no evoca.

Bueno pues eso es lo que yo veo en tu poesía: la dosis exacta de ficción lingüística para que lo que dices evoque en su justa medida.

“Sencillo como el viento llegas…

…y nadamos en labios de la noche”

Eso es lo que la gente no entiende o por lo menos no lo entiende a la primera y quizás por eso mismo le dices a Rodrigo Pesántez:

“siempre supe que fui contracorriente,

difícil en la selva mi alma herida,

mas sigo, alados brazos, por el aire…

La gente no entiende ( o no se atreve a entender de puro miedo) que detrás de esas palabras se oculta, pudoroso, el “cosquilleo de Dios”.

Y basta ya de enrollarme. Me gusta tu poesía, Isabel. Oigo su música como un tranquilo fuego que no por tranquilo deja de ser fuego.

Espero ver pronto esa “brava tormenta” en el papel.

Un fuerte abrazo

Alejandro

Rosamarina García Munive. Perú

Querida amiga poeta Isabel, auguro desde ya el mejor de los éxitos para esa brava tormenta donde tu verbo hecho carne resonará más allá del tiempo y del espacio. Un abrazo cósmico.

Rosamarina

Rodrigo Pesantez R , Ecuador

Querida y grata ISABEL. No sabes con que satisfacciones inéditas he leído tu último poemario. No son poemas, es el alma de una mujer que se descalza cuando los ríos crecen sin importarle que la noche llame o llegue. No habrá ni siquiera penumbras en tus asombros líricos porque están hechos de fulgores filosóficos con telares de las más copiosas vivencias existenciales en connubio con los morrales de los signos lingüísticos y las significaciones semánticas.
Voy a su relectura y en ese día de tu apoteósica presentación en Madrid, escucharás despacito que te aplaudo mucho, muchísimo, Amiga POETA.
Con un fraterno abrazo desde este Ecuador en la mitad del mundo,

Rodrigo

Lorenzo Suárez Crespo- Cuba

Amiga Isabel:

Acabamos de recibir De la brava tormenta. Qué bien por el correo azul, aunque demorado.
Ya vamos disfrutando de tu universo poético marcado por el protoidioma, pero sobre todo con tanta sinceridad lírica y desbordados sentimientos.
Pienso que tu obra podría resumirse en esos versos donde nos anuncias que “…Lo eterno, lo escondido, se trasmuta, da luz. Se une a la llama…”
Gracias por abrirnos la puerta de tu templo lírico y darnos las llaves del laberinto donde solo late la voz increíble de los poetas.

Abrazos nuestros para los dos.

Irma y Lorenzo.

Carlos Murciano. España

Querida Isabel:

Esta “brava tormenta” tuya ha derramado sobre mi mesa y “sobre mí” una lluvia de versos de mucho calado. “Van pasando los días y, la siembra” de tus poemas sigue generando hermosas cosechas.
Enhorabuena. Un fuerte abrazo

Carlos Murciano

Prof. Antonio Enrique:
Querida Isabel:

Me ha dado mucha alegría saber de ti por este poemario repleto de vida como las plantas que están dando flores en esta época del año. “De la brava tormenta” es una explosión de amor con sus luces y sombras. Es un libro que acompaña con su interesante música, que es la del corazón. En tu corazón caben todos los jardines.
Gracias por tu recuerdo.
Un cordial abrazo

A. Enrique

Antonio Rey Haza. España

Querida Isabel:
Quiero agradecerte tu hermosa, además de brava, tormenta lírica, que he leído y releído hace tiempo con verdadero placer. Me parecen versos sentidos de verdad, tan hermosos como auténticos, lo que no suele ser habitual. En fin, enhorabuena: sigue escribiendo así, con la misma gracia, hondura y sencillez de tan «brava tormenta». Un fuerte abrazo.

Antonio Rey Haza

Francisco Mena Cantero. España

Admirada poeta:

Gracias por “De la brava tormenta” que sí lo es por el estímulo al lector para subir hasta lo más espiritual y, finalmente hasta el “Donde” en que se halla Dios.
Perfecto poemario en forma y fondo con imágenes, metáforas y palabras que solo recuerdan a ti Isabel, pues como los vinos, tu poesía se enriquece con el tiempo…
Espero reanudemos nuestra relación epistolar y felicidades por tu “tormenta”. Abrazos

Paco

Lourdes Royano. Universidad de Cantabria. Acuse de recibo.

Francisco Henríquez: Miami. Acuse de recibo.

Alejandro Moreno. España

Querida Isabel

¡Qué gracia me ha hecho leer tu expresión “esta chiquilla está mal de la cabeza, decir que lo ha visto, ah…”!

Bueno, pues si crees que lo has visto, lo has visto.
No, tú qué vas a estar mal de la cabeza. Yo te veo mucho más como la “rosa ungida” que le dices a Rosamarina.

No me sorprende que te sientas “estrella sobre el mar” y que te bebas los pájaros, que es lo que pasa cuando el flamenco te levanta de la silla, te posee. Tú tienes acceso a esa posesión, Isabel.

Esa es la posesión que te enciende la casa

“…y pone en nuestros cuerpos su dentadura cálida”

como le decías al maestro granadino.

Brígido Redondo debió de quedarse temblando al leerlo. Brígido, que tan lóbrega visión nos da de la muerte.

Tú, al contrario, como tu poesía, eres la luz, la luz de “las aguas marinas, de las aguas vitrales” de Marzo.

“Una ola de dicha me envuelve, me agiganta…”

Eso es tu poesía, Isabel: dicha pura y luminosa. Aun en el dolor.

Resulta cuando menos intrigante que te preguntes: “¿Crees tú que el poeta es sincero siempre?”

Volviendo al maestro granadino, recuerdo le oí decir algo que me dejó perplejo: “El poeta verdadero es sincero siempre, lo que ocurre es que finge lo que siente” es decir que lo que dice lo dice con un lenguaje fingido porque si no, lo que dice no sería poético.

Y digo yo que será porque sin el velo poético, el lenguaje informa, pero no evoca.

Bueno pues eso es lo que yo veo en tu poesía: la dosis exacta de ficción lingüística para que lo que dices evoque en su justa medida.

“Sencillo como el viento llegas…

…y nadamos en labios de la noche”

Eso es lo que la gente no entiende o por lo menos no lo entiende a la primera y quizás por eso mismo le dices a Rodrigo Pesántez:

“siempre supe que fui contracorriente,

difícil en la selva mi alma herida,

mas sigo, alados brazos, por el aire…

La gente no entiende ( o no se atreve a entender de puro miedo) que detrás de esas palabras se oculta, pudoroso, el “cosquilleo de Dios”.

Y basta ya de enrollarme. Me gusta tu poesía, Isabel. Oigo su música como un tranquilo fuego que no por tranquilo deja de ser fuego.

Espero ver pronto esa “brava tormenta” en el papel.

Un fuerte abrazo

Alejandro

Rosamarina García Munive. Perú

Querida amiga poeta Isabel, auguro desde ya el mejor de los éxitos para esa brava tormenta donde tu verbo hecho carne resonará más allá del tiempo y del espacio. Un abrazo cósmico.

Rosamarina

Rodrigo Pesantez R , Ecuador

Querida y grata ISABEL. No sabes con que satisfacciones inéditas he leído tu último poemario. No son poemas, es el alma de una mujer que se descalza cuando los ríos crecen sin importarle que la noche llame o llegue. No habrá ni siquiera penumbras en tus asombros líricos porque están hechos de fulgores filosóficos con telares de las más copiosas vivencias existenciales en connubio con los morrales de los signos lingüísticos y las significaciones semánticas.
Voy a su relectura y en ese día de tu apoteósica presentación en Madrid, escucharás despacito que te aplaudo mucho, muchísimo, Amiga POETA.
Con un fraterno abrazo desde este Ecuador en la mitad del mundo,

Rodrigo

Lorenzo Suárez Crespo- Cuba

Amiga Isabel:

Acabamos de recibir De la brava tormenta. Qué bien por el correo azul, aunque demorado.
Ya vamos disfrutando de tu universo poético marcado por el protoidioma, pero sobre todo con tanta sinceridad lírica y desbordados sentimientos.
Pienso que tu obra podría resumirse en esos versos donde nos anuncias que “…Lo eterno, lo escondido, se trasmuta, da luz. Se une a la llama…”
Gracias por abrirnos la puerta de tu templo lírico y darnos las llaves del laberinto donde solo late la voz increíble de los poetas.

Abrazos nuestros para los dos.

Irma y Lorenzo.

Carlos Murciano. España

Querida Isabel:

Esta “brava tormenta” tuya ha derramado sobre mi mesa y “sobre mí” una lluvia de versos de mucho calado. “Van pasando los días y, la siembra” de tus poemas sigue generando hermosas cosechas.
Enhorabuena. Un fuerte abrazo

Carlos Murciano

Prof. Antonio Enrique:
Querida Isabel:

Me ha dado mucha alegría saber de ti por este poemario repleto de vida como las plantas que están dando flores en esta época del año. “De la brava tormenta” es una explosión de amor con sus luces y sombras. Es un libro que acompaña con su interesante música, que es la del corazón. En tu corazón caben todos los jardines.
Gracias por tu recuerdo.
Un cordial abrazo

A. Enrique

RÉQUIEM POR UNA MADRE

Por Lola Benítez Molina

Malaga

Isabel Díez Serrano ofrece, con su obra “Réquiem por una madre”, la grandeza de su psique, de su poder creativo y de su sensibilidad extrema al darle aliento y vida y sentido a los bellos poemas de esta obra, que permiten dilucidar el caudal de emociones, sentimientos y evocaciones ante la muerte de su madre. Isabel nos muestra un alma profundamente dolorida, lo inefable con una sutileza y riqueza inigualables, pero, a su vez, es un libro abierto a la esperanza del reencuentro, inundado de fe y de uno de los amores más intensos que existe, el referido a una madre que lo da todo por sus hijos.

            Cada verso destila un manantial de sabiduría. No es una madre ausente, no puede serlo, pues su savia permanece, aunque el dolor se hace innegable como demuestran estos magníficos versos:

Ya la tierra está también difunta

debajo del ciprés.

Ya se ve la mortaja en la cara de la luna.

 La poesía de Díez Serrano “es justamente, refiere Tomás Segovia, esa cosa milagrosa de llegar a la sabiduría. Lo que siempre me ha deslumbrado de la poesía es que cuando ya no era joven y escribía un poema, yo sabía que no era tan sabio como mi poema. Es la poesía la que es sabia. Es lo milagroso. La tentativa del poeta es producir algo que le asombre a sí mismo”. La poesía de Isabel Díez nos seduce con sus luces y reverberaciones, perfectamente creadas por la poeta, portadora de esa sapiencia que muy pocos aciertan a alcanzar.

Ya la tibia azucena de tu boca

se quedó encarcelada en el recuerdo…

 Aunque es un poemario impregnado de hondo dolor y palpitar, la presencia de la madre se hace patente e ilumina la vida de la autora, que destila, a su vez, profunda fe y esperanza, lo que sin duda da sentido a nuestra vida y nos transmite la luz necesaria para continuar el camino.

La poética de Díez Serrano tiene sus raíces, su génesis, en unos valores humanos y espirituales innegables, que generan esa vigorosidad, esa sensibilidad y emociones vivas extraordinariamente enriquecedoras, con una dignidad literaria paradigmática.

Isabel Díez es consciente no sólo de lo que quiere decir, sino cómo desea decirlo. De ahí la cohesión y la armonía que palpitan en cada página de su obra.

Carlos Benítez Villodres

LA MIRADA ACTUAL

      09/08/17.- SAN LORENZO DE EL ESCORIAL .-La escritora Isabel Díez Serrano ha presentado el libro Revelaciones líricas (Epístolas) en el Centro Cultural de San Lorenzo de El Escorial. Estuvieron presentes en el acto la alcadesa de San Lorenzo de El Escorial, así como los concejales de Cultura y Turismo. El libro ha sido editado por Endymión.

El escritor Ramón Fernández dio lectura a las palabras de Julia Sáez-Angulo en las que decía:

      El género epistolar, importante en la historia de la Literatura va desapareciendo en el presente, por ello hay que celebrar que Isabel Díez Serrano lo haya cultivado en su reciente libro titulado Revelaciones líricas (Epístolas), publicado por la editorial Endymión y que hoy presentamos en este Centro Cultura de San Lorenzo.

            Recordemos obras importantes con este género epistolar en la Historia de la Literatura, como son las Epístolas  de Horacio, siglo I antes de Cristo, Epístolas que dieron origen al género; la Epístola Moral a Fabio de Andrés Fernández de Andrada, siglo XVII, cumbre de la epístola horaciana, que invita a la resignación de una vida en el “aurea mediocritas” o “dorada medianía” o las Cartas Marruecas de José Cadalso, excelente novela epistolar de un militar erudito como fue su autor en el siglo XVIII.

        En su libro Revelaciones líricas, Isabel Díez Serrano nos ofrece siete epístolas literarias y morales, dirigidas especialmente a los ganadores del prestigioso Premio Vasconcelos que se otorga en México.  Aclaremos que la propia autora fue galardonada con el Premio Vasconcelos en 2015, un punto de inflexión literaria singular en su vida, por cuanto le permitió conocer y tratar a un mayor número de importantes escritores latinoamericanos y comprobar su afecto y bonhomía en el transcurso de años sucesivos.

            Los escritores a los que van dirigidas las cartas son: Alfonso Larrahona Kästen, de Chile; Francisco Henriquez, residente en Miami; Rosa Marina García Munive, de Perú; Manuel de la Puebla, de Puerto Rico; Brígido Redondo, de México; Lorenzo Suárez Crespo, de Cuba, y Rodrígo Pesántez Rodas, de Ecuador. Isabel Díez Serrano mantiene con todos ellos una correspondencia habitual, bien sea por carta, correo electrónico y sobre todo por la lectura comentada de sus obras literarias, que es la mejor forma de comunicarse con un escritor.

          Resulta curioso que la relación literario-epistolar de la autora con cada autor, tenga un tono y cadencia diferentes, porque distintos somos todos y más aún los escritores. La cercanía y la amistad se gradúa, según la relación más o menos cercana que se sostenga. Es lo adecuado y lo correcto entre personas, entre los seres humanos. Las confidencias y comentarios de la autora se gradúan según la cercanía y amistad. Una cercanía, que ahora se hace pública al lector que se acerca al libro Reflexiones líricas (Epístolas).

           Ni qué decir tiene que todos los escritores latinoamericanos citados en el libro se siente orgullosos y horados, por haber recibido una amplia epístola literaria publicada de esta autora sevillana, crecida en Madrid y que hoy reside en El Escorial. Así se lo han manifestado algunos de ellos a la autora en nuevas misivas escritas.

          !Os quiero poetas!, dice Isabel al final de su libro. Ella es conocedora, sabedora, de que la poesía une y hace cómplices de un lenguaje que se caracteriza por la metáfora y la elipsis, la capacidad de sugerencia del género. En el libro Revelaciones líricas, la autora utiliza la prosa por primera vez en uno de sus libros; la prosa es más concreta y directa, en ella no cabe –al menos con igual intensidad- la ambigüedad sugerente o la polisemia diluida de las palabras a la que con frecuencia lleva la metáfora.

         “Doña Isabel, ¿no escribe usted narrativa?”, le formuló la pregunta el humanista y mecenas mexicano Fredo Arias de La Canal, con ese castellano lleno de donosura, que tienen los latinoamericanos de élite. “No”, hubo de contestar la escritora española, pero la pregunta resonó en su mente y ello le animó a escribir prosa en estas  Epístolas que hoy presentamos. Unas epístolas en prosa, pero que a su vez conllevan fragmentos de poemas propios y ajenos, sobre todo de los escritores referidos.

            En Revelaciones líricas, Isabel se dirige e interpela al destinatario de su epístola y le hace partícipe de su pensamiento, de sus observaciones, sentimientos, creencias, de su vida más íntima e intensa, como son sus experiencias ascéticas y me atrevería a decir que místicas, que conectan con la mejor tradición literaria castellana del Siglo de Oro, como son los escritos de Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, cumbres de la lírica en lengua española. Isabel Diez recuerda la lectura de estos místicos en ediciones maravillosas de papel biblia que adquirió en su día.

Momentos de asombro, exaltación y éxtasis

         La autora de Revelaciones líricas desnuda su interior en la escritura y participa sus momentos de asombro, exaltación y éxtasis; todo ello lo comunica no solo al interpelado sino a todo lector que se aproxima a su libro. “Hubo momentos en que no sentía mi cuerpo, no sentía la materia, creía que estaba muerta”, revela la autora, que nos habla de luz, de iluminación, de revelación sucesiva, de Dios mismo, hasta repetir con Juan de la Cruz el hermoso verso con aliteraciones: “le di a la caza alcance”, leyenda que un centro de espiritualidad de Segovia lo muestra como divisa en un repostero mural.

            Recordemos por entero la estrofa del cuarteto de san Juan de la Cruz:

Tras de un amoroso lance
y no de esperanza falto,
volé tan alto, tan alto,
que le di a la caza alcance.

           Isabel Díez Serrano en su libro se asombra, ella misma, de ese vuelo alto al que le lleva la poesía mística, de ese privilegio de hablar y sentir a Dios, más allá de los méritos propios. “He visto al ángel”, afirma Isabel Díez. No olvidemos que ella, la autora de Revelaciones líricas fue accésit del premio Fernando Rielo de poesía mística en 1996, con su libro Las horas detenidas, publicado en 1998. Isabel conoce también y sostiene correspondencia con el poeta dominicano Bruno Rosario Candelier, cabeza de los poetas interioristas, de quien ha tomado un fragmento de su obra para el pórtico del libro que nos ocupa, titulado “La intuición de la conciencia mística”. Un extracto de Experiencia mística y fenómenos de conciencia (Cauce y sentido de la revelación de lo divino).

          Para Isabel Díez Serrano, la ascesis y la mística tienen mucho que ver con el aforismo griego “Conócete a ti mismo”, que figuraba en el atrio del templo de Apolo en Delfos. La interiorización en el espíritu ayuda a bucear en uno mismo, para ver y conocer lo negativo y lo positivo que uno tiene. Con ello se llega a un punto hermoso de libertad interior. Omnia munda mundis!, “Todo es puro para los limpios de corazón”escribía Pablo de Tarso a su discípulo Timoteo. El hombre fue creado a imagen y semejanza del Creador, nos enseña el Génesis.

          Dios y Eros, Eros y Dios están presentes en la obra de Isabel Díez. El escritor Ramón J. Sender, exiliado en San Diego, tras la guerra civil de 1936-39, escribió una novela sobre Santa Teresa de Jesús, después descatalogada, que se titula El Verbo se hizo sexo (Madrid, 1931)Una curiosa conjunción que experimentan los místicos. Sender reescribió la novela en “La puerta grande”, dentro del libro Tres novelas teresianas.

           Dicho todo esto, quizás convenga recordar unas mínimas pinceladas de la trayectoria literaria de Isabel Díez Serrano, autora nacida en Sevilla, crecida en Madrid, autora de 39 libros, entre ellos: Requien por una madre (1998), Antología de la poesía cósmica (2004); Aromas de Relámpago (2010) o Relámpagos interiores (2010)… La autora figura en más de cien antologías y cuenta con poemas musicalizados, muchos de ellos se han traducido al inglés, francés, italiano, japonés y ruso. Es miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España, pertenece a la Asociación de Escritores y Artistas Españoles y a CEDRO.

          Es una promotora cultural nata: preside el Foro de las Letras en el Ateneo Escurialense y ha formado parte de la tertulia poética Prometeo, habiendo sido nombrada Presidenta de la Asociación por dos convocatorias consecutivas. Ha fundado el taller de poesía “Príncipe de Asturias” y ha fundado y dirige la revista digital semestral Oriflama,en la que colaboran numerosos escritores de uno y otro lado del Atlántico.

            RECAPITULEMOS para concluir:

          Para Isabel Díez Serrano: Amor, Dios y la Poesía son tres conceptos que alimentan su vida, tres palabras claves en su escritura, tres razones decisivas de su espíritu. Ella lo dice literariamente así:

Busqué el Amor,
Hallé la Poesía.
Venían de la mano.

          “Me explotó la poesía en las manos y no pude contenerme”, confiesa la escritora (pag 119). Poesía con mayúscula, en un arrebato ascético-místico. Poesía donde está la luz y el abrazo al mismo tiempo, la unión con el Todo y la nada, con el misterio del universo. La iluminación del alma.

      Con su libro Revelaciones líricas (Epístolas), Isabel Díez nos hace partícipes de su vida, de su escritura y de su aliento. Es un libro que requiere atención y cierta complicidad del lector para su plena comprensión y disfrute. Las confidencias epistolares con los escritores latinoamericanos llegan a nosotros, los lectores, con toda intensidad y eso se agradece. Léanse, si no, la página 117 del libro.

       Revelaciones líricas (Epístolas), de Isabel Díez Serrano es un libro valiente, desnudo y a veces descarnado. Vale la pena adquirirlo y leerlo.

CARTA DE LA CAMPAÑIA DE MANUEL QUIROGA CLÉRIGO

Este autor, madrileño, afincado en Madrid, viajero por el mundo y amante de los paisajes cántabros de San Vicente de la Barquera y de la Galicia paterna, nos inunda con sus versos de viaje. Su libro “Carta de la Campan(i)a” (Aebius, Madrid) con una bonita dedicatoria “Para Claudia. Si Italia nos acoge la inspiración despierta” nos lleva a una pregunta: ¿La Poesía de viajes es un género?. A la vista de las páginas de su libro diríamos que sí, sobre todo al ver que el autor eligió ese singular camino o subgénero lírico que, precisamente, da para mucho pues Manuel Quiroga Clérigo además de buen poeta y buen narrador siente una gran curiosidad por conocer nuevos lugares, gentes distantes, mundos diferentes. De ello habla en este libro, por ejemplo “En Trapani”, “la noche tiene olor a nostalgia” o cuando dice “Desde lejos el mundo se siente más cercano” o al hacer constar que en ese universo, de repente, las “Carreteras perdidas con su fulgor de plata/nos siguen conduciendo al continente alado”.

Así, es capaz de describirnos  una ciudad, mostrarnos un rincón, hablar de algo que le llamó la atención o pellizcó un pedacito de su corazón porque, el poeta, no nos hace una mera descripción de lo visto sino que le infunde ese soplo, ese lirismo que hace de su viaje algo casi íntimo. De esa manera lo sentimos al leer y nos invade un halo mágico que nos envuelve y nos llega a un lenguaje diferente al de la novela o el relato. Es el lenguaje de la Poesía, la cual se viste de magia o de misterio, embelleciendo la palabra que llega de muy dentro y al tiempo de muy lejos.

Esta “Carta de la Campan(i)a” nos muestra un bello recorrido por Italia, la Italia visitada y siempre recordada que el poeta visita con esa sensibilidad de cualquier ser humano al coleccionar los recuerdos del paso por los años y por la existencia: “De madrugada, sigo recordándote toda”. Y ese recordatorio, ese afán continuo, de seguir almacenando en la memoria todo lo bello que encuentra a su paso es lo que impacta al lector, pues continúa en su retina hasta maridarlo con la palabra, ese utensilio del poeta que se convierte en su mejor y más valioso tesoro.

Manuel Quiroga Clérigo tiene la virtud de escribir el verso largo, perfectamente sonoro, unas veces rimado y otras no pero siempre con ese peculiar ritmo de arte mayor como son el alejandrino o el endecasílabo, tan amigos de los poetas clásicos y de los buenos creadores pero a los cuales no tienen acceso de una manera tan agradable. En la página 15 de este libro leemos “Milán bajo la lluvia”, un poema extenso, una delicada prosa poética repleta de belleza y de musicalidad. Van apareciendo versos que se cortan en alejandrino, un endecasílabo, un heptasílabo… Nos referimos a ese ritmo tan ideal del metro italiano para el cual el autor tiene un oído fino y educado y es que escucha, más que oye, la cadencia del verso lo cual sucede no cuando se pretende sino cuando el poeta posee la experiencia y el gusto apropiados; no precisa, pues, crear formas nuevas sino adaptarse a lo ya conocido y darle continuidad porque está escribiendo, recordando, sintiendo, el ritmo de su propio corazón. Diríamos que Manuel Quiroga es un poeta viajero pero también del Interiorismo porque penetra en el alma de las cosas, se asombra ante ellas y las ama desde todos los comienzos: lo hace con ese lenguaje siempre poético y nunca cabalístico de su propia intuición.

“Es que Milán a solas es un mundo inventado, el lugar de los sueños, ese trozo de vida que alguien está esperando, el tapiz restaurado al que las primaveras regresarán constantes. Quedan los horizontes rodeados de espíritus, los caminos pausados de la lluvia temprana, las historias recientes de tranvías, balcones. Milán bajo la lluvia es un mundo de imágenes”.

                                      ¡He aquí un poeta!

Isabel Díez Serrano

LLUVIA DE VERANO

Autor : SERGIO GARCÍA SORIANO

Sergio García Soriano, se estrena con su primer libro de poemas con luminosa y colorida portada donde dice: “Lluvia de verano”.  Sabedora de que Sergio posee amigos tanto como conocidos en el mundo de las letras, la Poesía, como de la Psicología o Periodismo, incluso la Radio, quedo perpleja ante la petición o quizás la orden: -¡Isabel, tengo un libro y quiero que me lo presentes en el Ateneo¡- Ah, bien –contesto- pero tráemelo.  Digamos que acepto de buen grado porque ya conocía parte de su poesía inédita y esperaba que algún día diese el gran salto, ese que tanto nos asusta pero que tanto deseamos y por eso nos gusta dejarlo en buenas manos.

El autor divide el poemario en tres partes: I: HA LLEGADO EL TIEMPO DEL ÉBANO, II: INVENTEMOS EL TIEMPO Y III: ÁLAMOS Y LEJANÍA, aunque todo él, diríamos lleva un hilo conductor: la existencia, la vida, la creación con su  valle de lágrimas, tristezas, nostalgias, gritos, preguntas sin respuesta, esperanza perdida, tiempo de ébano entre brumas, luz de luna, esa voz que requiere el poeta y lo hace a la misma Poesía para ensordecer a la pena y a la avaricia. Sueños, Morfeo; Sergio es un autor que sueña quizás tanto los sueños dormidos como los despiertos, Morfeo aparece en sus versos y no le importaría abrasarse de nuevo por la entrega del fuego prometeico. Las ciegas estrellas, las puertas del sueño. Memoria: ascuas de oscuridad, dice, en “Oda al olvido”, siendo así que necesitamos los recuerdos para hilvanar la historia, nuestra historia, para ser más sabios, para no ser únicamente un arbusto (Ah, ya no quiero ser/ una arboleda seca, un ánfora vacía)I.Díez, y siente una punzada de esperanza en  “Tierra extraña”  donde sus adentros sienten como lepra en la Tierra del Hombre.

Existencia desbaratada, presume, pero en ese caminar a punto de naufragio aún puede salvarse. Y entonces se pregunta qué haría él en este mundo cuando las confusiones le asolan y, sabe que ha llegado hasta aquí y que aún hay mucho camino por andar.
Hermoso poema: “Tienes el mar de los atributos” amoroso, erótico como no es la primera vez que hemos escuchado la poesía de Sergio García y de esta forma nos adentra en los senderos del amor, donde nos sorprende con “rotos los ojos por tanta claridad” o “las prendas sabor limón/ con espigas de fresa”,  “Un ojo verdea entre pieles sin perfumes”… Y es en este capítulo del amor donde vemos a Sergio con mayor coherencia pero con las figuras poéticas justas y necesarias, imágenes acertadas, léxico, vocablos que aumentan el valor de lo expuesto ya que de Poesía estamos hablando.

Hemos de notar que Sergio García Soriano ya en el primer poemario que hoy nos ocupa se nos muestra como un poeta cósmico atendiendo a las Leyes de la Creatividad que enuncia el Protoidioma descubierto ya hace cincuenta años por el psicoanalista del lenguaje poético Fredo Arias de la Canal y, esto es bueno, nos enseña Arias de la Canal porque el poeta toma del inconsciente colectivo ciertas palabras que le son reveladas y que están ahí para todos pero que sin embargo solo el buen poeta tiene acceso a ellas porque de alguna forma, en este teatro de la vida, mientras escribe, está actuando de “médium”  como también Sócrates ya apuntara, aunque ni siquiera fuese esa su intención o llegara a darse cuenta de ello; Platón: “Los poetas –los buenos- especifica- son éntehoi”, es decir tienen un dios dentro y por eso, la verdadera inspiración contribuye a sacar a la luz aspectos de la existencia que pasan desapercibidos en el fluir cotidiano.  Veamos estas tres Leyes de la Creatividad:
Primera Ley:
Los arquetipos que concibe el poeta durante sus sueños o estados de posesión provienen de su propio inconsciente o paleocortex cerebral y se hacen conscientes al percibir, escribir o recordarlos.
Segunda Ley:
Todo poeta es un ser que simboliza sus traumas orales con arquetipos pertenecientes al inconsciente colectivo, del cual su propio inconsciente es parte integrante.

Tercera Ley:
Todo poeta concibe en menor o mayor grado arquetipos cósmicos: cuerpos celestes asociados principalmente a los símbolos: ojo, fuego y piedra y secundariamente a otros arquetipos de origen oral-traumáticos.

Versos como: “la nieve y tus ojos”, “estrella lejana”, “lluvia azul”, “fósforos apagados”, “estrella de amianto” “traspasar el Universo”, “sus crines enlutadas en sangre”, “punzadas de esperanza”, “una estrella serpentea nuestras bocas” y más adelante ya en la tercera parte del poemario de “ lluvia de verano”: Piedras / callados jardines petrificados”. Todos estos versos y muchos más conforman los arquetipos dentro de la Poesía Cósmica y me atrevería a decir Oral traumática.

Veamos en:  “Candados humanos”,  como nos va adentrando en el misterio:
Tan cercanas estaban esas cabelleras…
Germinaban voces como arroyos…
Ahora, esos estambres en los ojos
que tanto amé
se han convertido en candados humanos
que dan sombra a mi caminar,
que su ternura se ha sumergido en las turbulencias.
Sobre barca del pantano,
suena un rumor de pájaros desolados…
¡Sonámbulos arcángeles, custodiad el corazón del mundo
sólo ustedes pueden hacer jirones de los arcanos indemnes!

Y el autor se pregunta: “¿Y si el ser humano tiene tanto miedo a la libertad como a su propio arte? ¿Y si la libertad fuesen retazos/ de música, de versos, de lienzos/ encima de una mesa camilla?” Duda y de nuevo vuelve a la tristeza de las preguntas ciegas, las respuestas a medias ¡…sin noticias de Dios!.  Para finalizar, otra de de los aspectos a destacar y que hemos de agradecer a Sergio García en esta primera entrega poética es su amor a la naturaleza que satura las páginas mas nunca sobra ya que ésta fue testigo de su asombro, de su luz primera en Santa María de la Alameda, hermoso pueblo de la serranía madrileña que nos llena de colorido, de aromas, para bien de los ojos, del espíritu.
Misterio, misticismo, naturaleza, conocimiento y revelación, quizás profecía, es lo que nos ofrece Sergio, preguntas con necesidad de respuesta que quizás él mismo  algún día pueda darnos. Arropamos esta “Lluvia de verano” para que continúe su andadura en un cálido otoño o gélida primavera.  Y sobre todo ¡Qué Dios le responda, le acompañe y… le dé la palabra!

Isabel Díez Serrano
“Vasconcelos 2015”

Leonora Acuña de Marmolejo

Ha llegado a mis manos el maravilloso poemario LA LLAMABAN LOCA de la autoría
de la prolífica poeta y escritora sevillana Isabel Díez Serrano.

Avanzando (degustando diría yo) página por página del libro, se observa que los poemas que lo conforman, vienen a ser una forma de crónica histórica sobre la andadura del gran personaje de la corona española, llamada JUANA la Loca (1479-1555) reina de Castilla en 1504, hija de Fernando y de Isabel, esposa del archiduque de Austria Felipe el Hermoso y madre de Carlos Quinto. La crisis emocional que padecía, se agravó tras el dolor por la muerte de su esposo , y terminó perdiendo la razón. De ahí el apelativo de Juana la Loca.

Los poemas de esta obra reflejan el acopio del admirable y concienzudo studio biográfico (hecho por la autora) del personaje que los origina, y que Díez Serrano con gran pericia presenta más que todo en verso libre: “el mar no quiere diques, quiere playas,/” como dijera la uruguaya Delmira Agustini en su poema “Rebelión”; y dicho sea de paso ya que el meollo de este libro envuelve la locura, la poeta también uruguaya, Eugenia Vaz Ferreira la mejor amiga de Agustini murió en estado de demencia.

Sólo dos sonetos hay en este libro: “Hoy quisiera rendirme a tus antojos” (con estrambote) pág. 27, y “No sé cuál ha sido mi pecado” (pág. 65).

En los primeros poemas, la autora presenta a Juana la protagonista, luego a su esposo Felipe , a Leonor su primogénita; más adelante al primogénito Carlos I, y así a sus seis hijos y al resto de familia hasta presentar a toda la dinastía.

Se ha dicho que todos tenemos un poco de locos, igual que estar borracho, drogado, o segado por una pasión o fanatismo; y así suele decirse: “Cada loco con su tema”; y sobre este particular se han escrito muchos libros entre estos El Loco, de Khalil Gibrán y la importante obra clásica el Elogio de la locura (1510), de Erasmo (Desiderio) de Rotterdam que entre otras cosas concluye que la genialidad está al borde de la locura, y que mucha gente que parece loca, no lo es sino que justamente es superior. Sobre este tópico, precisamente la autora de esta reseña tiene un poema titulado “No está loco el poeta”, en su libro Brindis por un Poema, Plaza & Janes, 1995.

Es de anotar que la constante subyacente, el leitmotiv en los poemas del libro en cuestión, son en esta caso el amor, y la locura como una consecuencia. La vehemencia en el comportamiento de la singular protagonista Juana quien llega a la locura: “Y la locura le ganó el terreno” (pág. 74), pone un mojón en la historia de España. No es fácil escribir tan exitosamente en versos en forma de crónica (como lo ha hecho Isabel), la historia de toda la vida de este personaje. De aquí que se haga Sine Qua Non, decir que de esa chispa inspiradora de su estro cargado de gran lirismo e imaginación, y como un reflejo de la impronta de ese joie de vivre que palpita en sus venas, junto a la sensualidad y a la sensibilidad que la caracterizan, brotan sus versos magistrales. A tal punto de apasionamiento poético llega nuestra poeta, que a veces parece instalarse anímicamente en el cerebro de la protagonista y en su ámbito personal, para así interpretar su sentir, y tratar de entender su locura.

Yo diría que aunque Isabel Díez Serrano nuestra querida poeta hispalense, en su honestidad y modestia no lo reconozca, bien podemos considerar este libro como el Chef-D’cevre de su obra poética.

En su poema “Mi corazón” (pág. 26), del grupo “Del amor ausente”, brotan estos versos un tanto dolidos: Me falta mucha fuerza para esta soledad,/ sin madre, sin esposo/ sin cayado que pueda sostenerme.

En el soneto “Hoy quisiera rendirme a tu mirada” (pág. 27), ya rendida en su batalla por el amor, reconoce su derrota: […] El as de corazones he perdido […] Amor, amor, porque probé lo pido.

Se repiten en sus poemas los vocablos: alocadamente, locos, locos, como en el poema “Aquí me quedo, amor entre barrotes” (pág. 28): Ay de mis noches, noches como espadas/ juguetonas caricias tan subidas/ de almas que se aman y desbocan/ y alocadamente deslizan por la sábanas / sus cuerpos lacerados, sudorosos/ locos, locos de amor, casi animales.

El poema “Te quiero bajo el sol” (pág. 29), desgrana estos versos: Ay, mira soy, alta mar y montaña/ y ya nunca podrás deshabitarme/. Y más adelante prosigue: Y en la mañana, amor, te quiero aún/ aunque siga callada, / que ya nada del mundo ni del reino que herede / alcanzarán la ruta que mi locura anida.

El poema titualdo “Encinta de nuevo doña Juana” (pág. 46) habla del sexto hijo, tras de lo cual Felipe el Hermoso falleció; entonces vienen estos versos de lamento: ¡Ay, Felipe el Hermoso!/ ¡Ay, locura de Juana!/ Ay de los enamorados/ no pudiendo escalar tanta desdicha/. Tal como se ha considerado, la muerte del esposo fue un factor consecuencial que desencadenó la locura de Juana.

En la página 52 el poema “Caballero de mi vida en horas fértiles” hace referencia a la extensión de sus raíces por otros puntos geográficos de Europa, cuando dice: Nuestra savia recorrerá los campos/ de España, de Alemania, en nuestros hijos/ hijos que dio la vida/ a dos enamorados, llamado tú el “Hermoso”.

El título del poema de la página 60: Juntaremos el “ polvo enamorado ” , hace alusión al famoso soneto “Amor más allá de la muerte” del insigne escritor y poeta Francisco de Quevedo y Villegas, y se expresa así: Espérame tú ahora, amado mío/ yo, tu reina, hoy riego con mis lágrimas / tu voz, o tus deshechos huesos.

En los versos de la página 73, nos damos cuenta de cuando Juana fue internada en un reclusorio: Comoquiera que de grado suyo/ nunca hubiera salido de Arcos, Juana/ Don Fernando tomó la decisión/ de internarla en Torrecillas/ aduciendo que dados sus desvaríos / era muy peligrosa para el reino.

En “El encuentro del ya rey, Carlos I ” (pág. 92) podemos observar el protocolo palaciego de aquella época en estos versos: Entraron al salón donde estaba Juana/ con las tres obligadas reverencias/ ante su Majestad, siendo inferiores a ella.

Casi al final, el poema “-Ay, locura de amor!-’’ (pág. 101) está cargado de inquietudes y misteriosos interrogantes: Viviste siempre presa con la raíz quebrada/ nacida para reina y para amar, nacida/ tu vientre caracola que albergara tus ríos,/ ¿Fue el amor?, ¿el destino?, ¿tus genes mal pagados?/ Una vida tronchada y en plena adolescencia. […] Tus reinos, Juana, tuyos, cruelmente arrebatados/ como si tú durmieras /como si te dejaran/ temblando las estrellas cuando cortabas rosas/ del jardín de tu cárcel, tu eterna fortaleza.

Como un epílogo, con los versos del poema “Y tus hijos latiendo, lejos –Juana de hierro-” (pág. 102) nuestra poeta cierra su poemario diciendo: Ya no habrá más intrigas, más engaños, secretos/ ahora reinan tus hijos, aquellos que latían/ en tu vientre de trova para calmar tus hambres./ Tu locura, oh luna de los vientos, nueva/ fue una brecha en la Historia que recuerda tu grito. […] Húndete lentamente en el espacio y danos/ tu clave para el mundo, adolescente incierto,/ que España te recuerda como “la reina loca” / que perdió la cabeza, la razón, la cordura/ ¡y fue por amor!.

Mucho más podría decirse de este bello libro, mas por las comprensibles razones de espacio, se hace perentorio ser breve…

Tras de recorrer las páginas de este maravilloso poemario, no podemos menos que sentir admiración hacia su autora, y con reconocimiento y agradecimiento decirle:
Gracias querida Isabel por este nuevo aporte a nuestras letras que viene a poner una estrella más en el firmamento poético! ¡Que Dios siga alumbrando tu excelso estro!

Juan Ruiz de Torres

Mas de una veintena de ediciones acumula la revista que la sevillana Isabel Díez Serrano, sostiene con pulso singular. Y bien singular es, pues que se trata de un esfuerzo considerable que ella sola desarrolla. Aparecida para la Poesía con su poemario El último espejo (Asociación Prometeo de Poesía 1987), su labor literaria es ya considerable. Durante un largo tiempo dirigió la Tertulia “Príncipe de Asturias” en un Centro Cultural madrileño, y allí comenzó a publicar en papel la revista Oriflama. Ahora, residente en El Escorial ha convertido esa revista física en un espacio en Internet. Lo notable de Oriflama y de Isabel Díez, su directora, es que no se ha ceñido en ningún momento de su existencia a los grupos y escritores más físicamente cercanos, sino que ha asimilado la gran amplitud de la obra literaria de nuestra lengua y afirmando su presencia en la revista. Poetas, cuentistas, ensayistas de todos los países de la lengua española están presentes en Oriflama, proporcionando una visión de conjunto mucho más equilibrada que la mayor parte de las revistas literarias existentes (en papel o en versión virtual, ya sea en América o en España. “He aprendido la lección de la universalidad de la literatura en español en mi larga experiencia prometeica” dice la autora. “Las Ferias de la Poesía, cientos de presencias de poetas americanos y españoles en revistas y publicaciones de Prometeo, viajes a América y a varias regiones de España: todo ello me ha enseñado que nuestra lengua produce obras memorables en muchas latitudes, y que su visión desde sólo un grupo, una ciudad o una región es una visión incompleta y sesgada.”

Ruiz de Torres

Leonora Acuña de Marmolejo

Leonora Acuña de Marmolejo. EE.UU

Querida Isabel: Eres verdaderamente genial! Talentosa, transparente en la amistad, pujante en tu profesionalismo y tu noble y paradigmático propósito de difusión de nuestras letras y nuestra cultura etc.etc. Sencillamente: Admirable!

Gracias por el privilegio de enviarme de primera esta edición de la inigualable ORIFLAMA (No. 25 julio-diciembre 2014). que está como siempre: Riquísima en su diverso contenido!

Las ilustraciones de arte pictórico: Regias! Me encantaron «Silla de agua» de Juan Calderón; «Rio Pas» de Juan Coloma; y el de «Cubismo» (con técnica mixta) de M.G. Camacho.

Las participaciones en prosa maravillosas, como también las poéticas, especialmente la de nuestro queridísimo amigo Francisco Henríquez.

En cuanto a lo que se refiere particularmente a ti, no hay palabras suficientes para un justo reconocimiento. Solo decirte: Que Dios te colme de bendiciones como bien te lo mereces. Eres una verdadera joya humana.

Verdaderamente que tu labor es titánica y encomiable, y conlleva tu fuerza anímica con ese joie de vivre que te distingue.

Por supuesto que con mucho aprecio y reconocimiento hacia tu labor, reenviaré esta publicación a mis amigos y colegas.

No sé si ya sabes que nuestro querido Rafael Bordao no publicará más su también maravillosa revista «Sinalefa». Es un pesar ya que también y por mucho tiempo con gran profesionalismo difundió nuestra cultura.

Bien querida Isabel: Una vez más gracias por tu enorgullecedor aprecio hacia mí, y hacia mi obra.

Que tengas un feliz fin de semana.

Con mis mas férvidos deseos de felicidad extensivos a tu esposo y a toda tu bella familia, recibe afectuosos abrazos.

Acuña de Marmolejo

Andrés Tello

Hola Isabel: Has sido rápida en hacer la revista Oriflama en su nº 25 y es que es muy laboriosa. Ayer no dijiste que la tenías tan adelantada. La verdad es que queda estupenda y seguro que tendrá muy buena acogida. No desesperes por el trabajo que tú puedes con todo y eso te mantiene joven y ágil. De todas formas, si puedo echarte una mano en su confección ya sabes que puedes contar conmigo. Las fotos de los cuadros han salido muy bien y con un colorido muy bonito. Los textos iré leyendo poco a poco.

Un abrazo

Andrés

Viviana Alvarez

gradezco de corazón, Isabel, la publicación de mi poema en tu revista. Es preciosa; un trabajo titánico que destila amor en cada página. Ese amor que ponés al publicarnos a los que remamos estas benditas aguas de letras.
Besos enormes.

Viviana

Laura Olalla

Querida Isabel: como siempre, nos llega ya el nº 25 de tu interesante, amena y bella Revista «Oriflama». Te felicito por tanta laboriosidad, por el contenido tan acertado de sus participantes y porque la cultura siempre implica, para mí, un acto de voluntad tan gratificante como la misma vida; porque forma parte de ella y de nosotros mismos. Quiero felicitar, muy especialmente al nuevo poeta que se halla entre estas páginas, a Gustavo Fajardo; un bello poema sobre la soledad, ese silencio que orgía gritos en momentos de vacío existencial y donde la reflexión se hace imperativa. Como decía Salinas: «Una palabra puede salvarlo todo si se la echa allí en el alma que la espera». Me alegra que no hayas abandonado y sigas en la brecha, en esta brecha cultural de soles y estrellas. Ya sabes que si necesitas cualquier poema mío, no tienes más que pedirlo. Gracias por todo querida Isabel. Un eterno abrazo y bendiciones para tod@s. Tu amiga:

Laura Olalla

Francisco Henríquez

La Oriflama de Isabel

viste traje de oro y flama;

a su paso el panorama

se persigna de oropel.

Es como un río de miel

que nace en El Escorial

y que en potro musical

sobre los mares galopa;

¡todos los mares de Europa

quedaron limpios de sal!

Francisco Henríquez

Respuesta de Isabel Díez. España

Si Francisco que es maestro

valora bien Oriflama

es como alcanzar la rama

de donde se cuelga el estro.

Le rezo mi Padrenuestro

que tan bien nos acompaña,

el Guadarrama lo baña

y su gran afluente Aulencia

pues tiene su permanencia

en El Escorial de España.

Gracias, amigo poeta

por tus palabras sinceras,

nos hacen falta, de veras

para alcanzar nuestra meta.

Los versos son una treta

para fascinar al mundo,

llevarle lo más fecundo

de diferentes autores

de España y otros cantores

de sentimiento profundo.

Isabel 24-11-2014

Respuesta de Andrés Tello. España a Francisco. Miami

Es Oriflama la barca

que navega con la rima

para llegar a la cima

del poema de Petrarca.

Su contenido que abarca

letras como el oropel

con Francisco e Isabel

desde Madrid a la Habana

en la lengua castellana

suena como un cascabel.

Andrés Tello 26-11-2014